A los nombres de importantes científicas de la historia de nuestro país como Ángeles Alvariño, Margarita Salas o Isabel Ovín Camps, hay que unir también el de toda una pionera como Ana María Lajusticia, que acaba de fallecer en Barcelona a los 100 años. Mujer inquieta y valiente, se comprometió a lo largo de su carrera a cumplir su propósito de promocionar un estilo de vida saludable y accesible para todos, compartiendo lo aprendido en su propia vivencia personal.
Ana María Lajusticia.Ana María Lajusticia Bergasa nació en Bilbao y entre sus recuerdos de infancia destacan los relacionados con la alimentación tradicional y el aprovechamiento de ingredientes tanto animales como vegetales que han ido desapareciendo de la gastronomía actual. El antiguo modo de cultivo de los vegetales, la recuperación del colágeno de las articulaciones de las carnes y los largos procesos de cocción eran elementos cotidianos que más tarde quiso recuperar.
Con 15 años se trasladó con su familia a Madrid y en 1947 se licenció en Ciencias Químicas, en una de las primeras promociones de mujeres químicas en España, con resultados brillantes. Sus primeros pasos profesionales fueron como jefa unos laboratorios químicos en Vizcaya y siendo supervisora de una mina de fluorita en Girona.
Una historia de méritos y superación personal
"He estado 21 años con un corsé de varillas, sé lo que es estar enferma, sé lo que es estar bien", dijo Ana María en una ocasión en referencia a las taquicardias nocturnas que sufrió de joven y al diagnóstico de una diabetes tipo II que recibió a los 43 años. Algo que descubrió gracias a su formación como química, detectando que su alimentación era deficiente, elevada en hidratos de carbono, y sin proteínas ni alimentos ricos en vitamina C.
Su vida cambió a partir de entonces, mediante un cambio en la dieta y un incremento significativo de aportación de magnesio. Con 52 años dejó de usar corsé y tuvo que enfrentarse a las consecuencias de la atonía muscular que ese andamio artificial había provocado en su espalda.
Convertida en paladín de las virtudes del magnesio , y haciendo gala de su carácter emprendedor y enérgico, se trasladó a Barcelona en 1973 y abrió como negocio un herbolario. Siete años después creaba su propia marca de complementos alimenticios con su nombre e imagen. También se dedicó a divulgar sus conocimientos en dietética y nutrición a través de diferentes medios para ayudar a promover un estilo de vida saludable.
Una nonagenaria muy activa en las redes
Tras publicar su primera obra, 'La alimentación equilibrada en la vida moderna', escribió hasta once libros más, que han sido traducidos al francés, alemán, holandés, polaco, checo, inglés y chino. También se ha prodigado con asiduidad en conferencias, talleres y entrevistas.
Haciendo gala de una enorme vitalidad, Ana María Lajusticia mantuvo hasta los 97 años una intensa actividad a través de las redes sociales gracias a sus colaboradores, hasta lograr una comunidad de más de 600.000 seguidores en su canal de YouTube.
En el año 2022 decide, a sus 98 años, retirarse de los medios de comunicación, pero sin dejar su actividad y pasar el testigo como embajadora de la marca a su nieta, Lara Feliu. A pesar de sentirse satisfecha con la enorme repercusión que ha tenido su trabajo a favor de los complementos alimenticios, la científica vasca se ha mostrado firmemente convencida que la 'revolución del magnesio' está todavía por llegar.