Lleva años acaparando titulares y portadas en las áreas de la belleza y la salud. Se trata de la soja, ya que sus isoflavonas parecen actuar como una hormona propia de la mujer: el estrógeno. En un primer momento la soja se puso de moda en preparados nutricionales tales como batidos, leche,yogures, complementos, etc. Pero hoy, las bondades de la soja se han hecho dueñas también de la cosmética del rostro y el cuerpo.
Planta herbácea de la familia de las leguminosas, sus semillas presentan un valor nutricional fuera de serie. La soja es de hecho una riquísima fuente de proteínas y, a su vez, contiene otros muchos nutrientes esenciales como el calcio, el zinc o las vitaminas del grupo B. Además, la soja se compone de una gran variedad de fitoquímicos, en particular de un tipo de fitoestrógenos llamados isoflavonas, que actúan como potentes antioxidantes, además de poseer propiedades antivíricas, anfúngicas y bactericidas.
Cada grano de soja, la parte más usada en cosmética, presenta un 40% de proteínas por un 20% de lípidos, ricos en ácidos grasos esenciales. Las vitaminas A, B, D y E así como abundante fósforo, sodio, zinc y potasio completan su poderosa acción nutritiva, gracias a la cual, las isoflavonas de soja consiguen reforzar la cohesión celular de la piel y volverla más flexible.
Diccionario práctico de la Soja
Soja. ¿Definición? Planta china con 5.000 años de historia. Hoy, prometedora planta que habla del mantenimiento de la juventud o de un eficaz escudo contra el envejecimiento.
Pero el mundo vegetal nos aporta otros muchos componentes que califican a la cosmética de inteligente. Así, no sólo nos encontramos con la soja en sus formulaciones, sino también con términos que se escuchan insistentemente en la actualidad:
Extracto bífidus: se combina en muchas ocasiones con las isoflavonas de soja. Su objetivo es reparar el sistema inmunológico de la piel.
Extracto de abedul blanco: ofrece propiedades protectoras y aumenta la resistencia cutánea.
Hojas de té verde: muy eficaces en su acción contra los radicales libres, de poderoso efecto antioxidante.
Esquelane: igualmente, potente antioxidante que se encuentra en el aceite de hígado de tiburón y en los aceites de oliva, palmera, germen de trigo, salvado de trigo y levadura. Se utiliza sobre todo frente a las machas solares e incluso se ha llegado a argumentar que podría proteger la piel frente a las sustancias agresoras que contienen los productos de limpieza para el hogar.
Fitonutrientes: o extractos botánicos del gingko biloba, el gingseng, la lavanda o el romero, que renuevan la epidermis.
Alore Vera: protector, humectante y regenerador, que ayuda a reparar las lesiones cutáneas.
Citrus: bioflavonoide que descongestiona y protege.
Manzanilla: ya imprescindible en cremas específicas para pieles sensibles.
Aceite de prímula: rica en Omega-6 que aporta directamente a la piel los ácidos linoleico y gamma-linolénico.
Otras combinaciones nos hablan de componentes tales como:
- El extracto de placton.
- La semilla de girasol.
- La hierba asiática.
- El OPC: extracto natural procedente de la corteza del pino marítimo que crece en la zona costera del sur de Burdeos (Francia), con un efecto antioxidante igual o superior a la vitamina C y E.