"Todo el estiércol animal y humano que
el mundo desecha, si se devuelve a la tierra
en lugar de tirarse al mar, sería suficiente
para alimentar al mundo”.
Víctor Hugo, poeta, dramaturgo y novelista romántico
francés, considerado como uno de los más importantes
en lengua francesa (1802-1885). ​

Un negocio redondo no solo para las empresas que atienden a las necesidades de los nuevos consumidores, sino para muchos emprendedores que transforman sus establecimientos en paradas obligadas para la recarga de ciudadanos que ya no conciben de otro modo su consumo, también en cosmética.

A las pruebas me remito. Las tiendas de recarga se multiplican en Estados Unidos. La ausencia de envases es el reclamo, porque es el cliente quien se acerca hasta ellas con su propio contenedor, frascos, tarros, botellas, etc., para llenar sus artículos a granel.

Y no solo eso, sino que, en belleza y cuidado personal, las barras de champú y las tabletas de pasta de dientes que se mastican se encuentran entre los muchos productos sin empaquetar de dichos establecimientos que triunfan entre consumidores. Porque sí, hay que reciclar, pero no podemos olvidarnos de reducir y reutilizar. Las 3 ‘R’ que sientan las bases de nuestro futuro.

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