Nos remontamos al año 1983, cuando se fundó Cerescos S.A.S., compañía propietaria de las marcas de esmaltes Masglo y Admiss, de la mano del administrador de empresas Luis Arévalo Cuellar. La empresa nacía con el propósito de evitar la sedimentación en los esmaltes, mejorar la producción y entregar un producto con altos estándares de calidad.

Un incendio que estuvo a punto de arruinarlo todo

Es así como la historia de Cerescos se dividió en dos grandes episodios: en un principio, surgió la incertidumbre, tras el incendio que acabó con toda la fábrica de Cerescos, ubicada en la carretera 39 con la calle 78, de Colombia, en el año 1990. Tras este incidente, decidieron alquilar una bodega en la carretera 64. Desde entonces, se sitúa el laboratorio y la producción de los esmaltes en este emplazamiento. En aquel momento contaban con 30 empleados y colaboradores.

"El incendio fue provocado por un accidente donde un celador estaba utilizando diluyente que roció, sin advertirlo, con compuestos químicos del laboratorio. La mezcla hizo contacto y surgieron las chispas que generaron el incendio. A pesar de que el incendio acabó con todo lo que había en la fábrica, no provocó daños mayores a ninguna de las personas del equipo", explica Luis Arévalo Cuellar, fundador y socio de Cerescos Ltda.
A este lamentable hecho se le sumó la pérdida del 80% de grandes clientes potenciales como Jolie de Vogue y Yambal debido a la apertura de todas las importaciones, y a la llegada de nuevos proveedores internacionales al país. Ambas situaciones obligaron a elegir entre dos alternativas: cerrar la empresa o crear marca propia.

El renacimiento

El segundo episodio que marcó la historia de Cerescos, o renacimiento tras el incendio y la pérdida de la mayor parte de sus clientes, fue el nacimiento de su propia marca en el año 1993: Masglo. El término surge a partir de Mas Glow (más brillo) y con el objetivo de hacer frente a la crisis económica de la compañía que no garantizaba su permanencia en el mercado. A pesar de contar con solo 20 colores, estos se caracterizaban por una alta calidad, siendo elegidos entre las manicuristas. "Los demás productos se sedimentaban y los de Masglo no", aclara Cuellar.

Construir marca propia, posicionarse en el mercado y lograr ser elegidos como la número 1 entre las manicuristas ha sido un trabajo de más de 25 años.

Inicialmente Masglo era un equipo muy pequeño, conformado por un mensajero que trabajaba como asistente de laboratorio, una ingeniera química y el propio Cuellar, quien visitaba a los clientes y se encargaba del área comercial y del mercado en general. "En este campo descubrí la importancia del trabajo colaborativo, de aceptar la diferencia y escuchar al otro, siendo esta una fórmula de éxito que he promovido en el sector educativo, como presidente de la Fundación Convivencia desde hace más de 30 años".

Desde sus inicios, Masglo apostó por la venta directa con las manicuristas, su principal público objetivo, dándoles el lugar que les corresponde. La marca reconoce así el trabajo que hacen a diario, mediante eventos anuales creados para ellas, con capacitaciones permanentes a nivel nacional y regional.

"Para mí Cerescos y su marca Masglo supone haber formado una familia que trasciende el ámbito del trabajo y va más allá del mismo. Es una historia de vida, de lucha. Me refiero a todas esas personas que han aportado lealtad, dedicación y vocación por lo que hacen, logrando que la marca se posicione a un alto nivel", reconoce. La nueva administración, iniciada en el mes de julio de este año, retomó los proyectos de marketing anteriores y dio paso a Masglo Salón, innovación en esmaltes para manos y pies.









Recomendamos