Por Ana Solano
Celebrity Nails.
OPINIÓN
Hace unos 30 años llegaron con los restaurantes de comida china; más tarde, se fueron eliminando los negocios españoles de cadena cien, que todos recordaréis, y empezaron a aparecer bazares chinos, que cada día son más grandes, llegando a ser como grandes superficies.
Hace poco tiempo empezaron en la estética, estética cutre, con productos de baja calidad, servicios que dejan mucho que desear, profesionalidad cero, pero MUY BARATOS.
De eso tenemos la culpa todos, seguimos acudiendo a sus negocios, cosas que ellos no hacen. ¿Cuándo habéis visto a un chino comprando en Zara? ¿O cenando en un restaurante tranquilamente?: NUNCA.
Es una invasión silenciosa, se están convirtiendo en la potencia económica más importante del mundo o ya lo son, porque su silencio les hace pasar desapercibidos.
Ahora, cada vez se abren más tiendas chinas de moda que pagan al contado, debe ser por eso, más salones de uñas y además en centros comerciales. Y nosotros, todo el gremio de esteticistas y peluqueros mirando cómo nos hacen la competencia gente no profesional que no cuida nada su producto y que da un servicio pésimo, mirando cómo nos quitan a los clientes.
Llevo 20 años en el mundo de las uñas, he luchado mucho, he abierto mis negocios, no tengo ninguna ayuda, tengo inspecciones periódicas, tengo que cumplir religiosamente con mis impuestos, cada día más altos. Y ellos, horarios libres porque les da la gana; producto dudoso, sobre todo en las uñas. Hay una normativa europea que no cumple ni un solo producto de uñas. Pero da igual, somos el país del "da igual" y seguimos luchando.
Como dice el refrán, si no puedes con el enemigo, únete a él, y de esa unión han salido franquicias de estética como setas invadiendo cada rincón de todas las ciudades de España. Es muy fácil: me voy a China, compro la aparatología sin garantías y de baja calidad pero muy barata, me invento un nombre, pongo una tarifa plana... y a trabajar, sin calidad ni en el servicio, porque una tarifa plana te obliga a trabajar deprisa, ni en el trato ni en la efectividad de los tratamientos.
Lo mismo en el mundo de las uñas. ¿Cuántos esmaltados permanentes han salido al mercado, con diferentes marcas, casi todos con el mismo envase pero con distinto color. Lo compran en China a peso, lo envasan en España y a vender, ganando un 300% en cada botecito.
¿Por qué las autoridades competentes no vigilan la composición de los productos y no controlan mucho más dónde se fabrican las licencias, etc.?
Los buenos profesionales, que queremos dar un buen servicio, que compramos producto de calidad que cumple toda la normativa, que tenemos un trato impecable con la clientela, no podemos cobrar 20 euros por unas uñas de gel si eso se puede decir que es gel.
La gente sigue acudiendo a estos centros por el precio ("es que es muy barato") sin saber que puede estar poniendo en peligro su salud, que si tienen algún problema, ¿a quién reclaman? ¿a un chino que hace que no entiende nada mientras trabaja a destajo para seguir ganando dinero con los españoles?
Creo que ya está bien, creo que algo tenemos que hacer para parar o por lo menos forzar para que esta gente deje de hacer competencia desleal, deje de saltarse las normas. Y mientras ellos se llenan los bolsillos de dinero negro, los demás seguimos luchando cada día por tener un sitio en el mundo de la estética.
Desde aquí y con estas palabras me gustaría que todos los esteticistas y peluqueros que se identifiquen con la 'invasión China silenciosa' se unan a mi protesta y empecemos a presionar y a reivindicar nuestro sitio, nuestra profesionalidad para que esto termine.
No vayáis solo a lo barato, hay que pedir calidad, tenéis que exigir a los salones de estética información sobre la aparatología, información detallada sobre cada tratamiento, información sobre cada producto que os van a aplicar. Dejemos ya de estar callados como los chinos en silencio pero cada día más fuertes, cada día más ricos, cada día más chinos.
Os invito a todos a que dejéis de acudir a estos centros, que vayan ellos, que dejéis de confiar en un servicio con garantías inexistentes, con responsabilidad civil cero. Con producto de dudosa calidad.
Espero que una parte de vosotros, con estas palabras de protesta, recapaciten al menos y piensen en dar trabajo a los españoles que lo necesitamos. Y empiecen a exigir calidad, buen trato, buen producto y profesionalidad.