"Un hombre verdadero sonríe en problemas,
reúne la fuerza de la angustia, y se hace valiente
por la reflexión”.
Thomas Paine, famoso escritor norteamericano
(1737-1809).
Muy sorprendidos nos hemos quedado al conocer que lo que antes fuera una feria unida representativa en la ciudad de Barcelona, dividida en 2022 en dos, celebradas de modo y en fechas independientes, vuelven a partirse y se convierten ahora en dos distintas, y lo peor es que ambas se van a celebrar en la misma fecha, los días 25, 26 y 27 de marzo de 2023 en Barcelona.
La confusión es lógica: ¿se trata de la misma feria? ¿Ambas abarcan la belleza en general, peluquería y estética? ¿Una es para peluquería? ¿Otra es para estética? ¿Son iguales? ¿Son diferentes? ¿Por qué se celebran los mismos días?
Queda claro tras este nuevo movimiento que aquí hay mucho más de lo que se ve a primera vista. La guerra viene de lejos. Y convierte a Barcelona en prisionera de intereses particulares y ambiciones propias de cada organizador, a la postre viejos conocidos del sector que vienen dando tumbos desde hace años en esta batalla por dirigir una feria que, por el momento y a tenor de lo sucedido ahora, y en los últimos años, en nada puede beneficiar a la industria que representa. Todo lo contrario. Hundiendo además como destino y cónclave del negocio de la belleza a la ciudad a la que ambas representan, Barcelona.
Ha llegado el momento de hacer una reflexión y muy seria. ¿A dónde conduce todo esto? A nada bueno, por supuesto. Barcelona prisionera y la belleza su carcelera. Claro está también que en un sector unido y cohesionado esto no pasaría, porque la decisión pasaría por no apoyar a ninguno de estos eventos que ponen al expositor y visitante en una encrucijada difícil de asumir. Obviamente, una situación que aboca a la estética y la peluquería profesional de nuestro país al más estrepitoso de los fracasos... en Barcelona. Sinceramente y si la cosa continúa, lo mejor: no apoyar a este tipo de eventos, un disparate, sin duda.
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