Cada vez se extiende más un modelo de salón de estética curioso: lugares de spa y belleza específicamente pensados para niñas de entre 5 y 14 años. A menudo es simplemente un servicio complementario de un salón "para adultos", y en ocasiones incluso se realiza a domicilio, pero hoy en día es una opción muy socorrida para fiestas de cumpleaños o de pijamas, que ha encontrado mercado en países como Estados Unidos, Argentina, México u otros europeos como Alemania o España.

En estas pequeñas fiestas de la belleza, las niñas son siempre tratadas como princesas para que se sientan relajadas y en un mundo de fantasía. Todas cuentan con su propio set de belleza, reciben limpiezas, masajes, manicuras y pedicuras, y la fiesta suele finalizar con un desfile luciendo diversos complementos.

Sin embargo, no son pocas las voces de rechazo que se han alzado contra estas prácticas, como la Asociación Psicológica de Estados Unidos, que en 2010 publicó un informe que alertaba sobre la sexualización de las niñas sometidas a estos procesos, además de sugestionarlas precozmente a una preocupación exagerada por su aspecto y consumismo de productos de belleza.

Ante estas críticas, los centros dedicados a estas fiestas se defienden asegurando que las actividades están pensadas específicamente para las edades de las niñas e incluso se les incluye un elemento educativo. Franquicias como Princelandia, por ejemplo, apuestan por un concepto de spa educacional en el que se inculca a las niñas hábitos saludables de higiene personal, cuidado del cabello y buena alimentación.









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