La apicosmética es el nombre que abarca todos aquellos productos cosméticos que provienen del trabajo de las abejas. A parte de la miel, en cosmética se utiliza la cera, los propóleos, la jalea real, el polen y el veneno de las abejas.
El polen
El polen es un fino polvo que se produce en las flores para poder reproducirse. Las abejas, como otros insectos, recogen gran cantidad de polen y lo almacenan en la colmena en las mismas celdas que construyen y usan para el almacenamiento de miel.
El polen aporta todos los nutrientes necesarios para el desarrollo de las abejas jóvenes por medio de proteínas, vitaminas y grasas. De hecho, es el alimento más completo de la naturaleza, ya que se considera que una nutrición a base de polen permite vivir más años y mejor que una a base de productos lácteos, carnes, frutas u hortalizas. Además de las proteínas que tiene, cabe destacar que el polen contiene la totalidad de las vitaminas del grupo B, la vitamina C y la provitamina A, vitaminas D y E.
Por tanto, el polen es un concentrado de sustancias nutritivas energéticas que ayudan en el crecimiento, revitalizan y favorecen las inmunidades naturales. Por ello está muy indicado para la dieta de los deportistas.
El polen es muy nutritivo para la piel y por ello se utiliza en muchas fórmulas cosméticas, sobre todo en cremas y lociones para la piel y cabello.
Los propóleos
Las abejas producen los propóleos tras recoger resina de los árboles. Los utilizan principalmente como material de construcción en las colmenas, para ajustar aberturas, y también como desinfectante.
Este material resinoso, además de contener cera y aceites esenciales, posee más de 300 sustancias entre las que destacan flavonoles, derivados del alcohol benzílico, triglicéridos, esteroles... y una gran cantidad de ácidos grasos, carbohidratos, polisacáridos, vitaminas y otros compuestos.
Se utiliza para combatir la fatiga crónica y en tratamientos contra el envejecimiento prematuro. También se utiliza para masajear las encías y para hidratar y purificar la piel o corregir imperfecciones cutáneas. Otras de sus propiedades es que es cicatrizante, bactericida, antiséptica, coagulante y calmante.
Existen numerosos preparados a base de propóleo en el mundo de la cosmética, y se presentan bajo cremas, bálsamos, lápices labiales, ungüentos, lociones o jabones.
La cera
Proviene de la secreción de ocho glándulas ubicadas en el abdomen de las abejas. Es más suave que la miel y se vierte en bolsitas, donde se solidifica y es manipulada para la construcción de las celdas de las colmenas.
La cera de abeja es muy rica en vitamina A y en cosmética se usa como película protectora para proteger la piel, impermeabilizándola y evitando su deshidratación. Además, su textura delicada y su capacidad para mezclarse con materiales más suaves, la convierte en un importante ingrediente de muchas cremas corporales, lociones y pomadas, ya que se funde fácilmente con la piel. También disminuye la sensibilidad cutánea.
Otras de las ventajas de trabajar con cera de abeja es que no se seca con el paso del tiempo, como ocurre con las grasas y aceites naturales, y tiene una gran resistencia a la descomposición si está debidamente almacenada.
La miel
Se elabora a partir del néctar que las abejas extraen de las flores, que una vez digerido se convierte en miel.
La miel se compone principalmente de agua y azúcares simples (sacarosa, glucosa y fructosa), aunque también contiene sales minerales, enzimas, vitaminas, aminoácidos y vitaminas B y C. Entre los minerales presentes en la miel encontramos calcio, magnesio y potasio.
La miel es usada en cosmética como suavizante y calmante de la piel, sobre todo en pieles sensibles. También es un potente antienvejecimiento, al conseguir disminuir las arrugas aumentando la firmeza y la elasticidad de la piel. Además, es un excelente cicatrizante y antiséptico, con propiedades antiinflamatorias, lo que le hace ser útil en tratamientos contra el acné. Mezclada con otros componentes, sirve para aclarar las manchas de la piel y para cremas de limpieza de todo tipo de piel.
Podemos encontrar cosméticos a base de miel en diferentes sérums, productos para contornos de ojos, aceites esenciales, exfoliantes faciales y corporales, gel de ducha, bálsamos de labios, crema de manos, crema hidratante facial y corporal, jabón para pieles sensibles...
Jalea real
Es un compuesto de miel y polen producido por las glándulas hipofaríngeas de las abejas obreras. De todas las larvas que existen en una colmena, sólo será abeja reina aquella que sea alimentada con jalea real, que hará que multiplique su peso. Además, será el único alimento que tome la abeja reina hasta su muerte.
La jalea real genera vitalidad, longevidad y resistencia a la fatiga, y es por eso que varios productos antiedad están formulados a base de ella, ya que evita la ralentización de la producción de fibras de colágeno y elastina, otorgando firmeza a la piel.
La jalea real está compuesta de agua (68%), proteínas (12 %), azúcares (9%) y lípidos (6%), además de oligoelementos (sodio, calcio, potasio, magnesio, hierro, manganeso, zinc, cobre), vitaminas del grupo B (Tiamina, Riboflavina, Piridoxina (v B6), Biotina (v H), ácido fólico, ácido nucléico, ácido decanoico, flavonoides, encimas y hormonas femeninas.
La apitoxina
Es el veneno de la abeja, y carece de efectos tomada oralmente si no se tienen heridas en el recorrido hacia el estómago. Este veneno contiene enzimas, péptidos y aminoácidos, y presenta cualidades antiinflamatorias (su poder es 100 veces superior a la de la cortisona). También tiene efecto analgésico y sedante por su acción relajante sobre la musculatura lisa de las paredes de los vasos. Otro de sus efectos es que dilata los vasos capilares, acelerando e intensificando la circulación. Además, posee propiedades anticoagulantes y efectos hemorrágicos. La apitoxina es usada terapéuticamente para más de 50 enfermedades, especialmente en aquellas que afectan a huesos y al sistema respiratorio.
Desde hace años la industria cosmética está intentando usar la apitoxina como bótox natural. De hecho, un laboratorio brasileño ha desarrollado una línea de cremas basadas en la apitoxina que ya ha sido aprobada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA). Se ha probado que la piel con este veneno produce más colágeno y aumenta la elasticidad, mejora la circulación sanguínea y elimina la piel muerta reduciendo las arrugas.