La cosmetovigilancia, según define la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, es la actividad destinada a la recogida, la evaluación y el seguimiento de la información sobre los efectos no deseados observados como consecuencia del uso normal, o razonablemente previsible, de los productos cosméticos. Esta rama también se encarga de la adopción de medidas y la difusión de información relacionadas con dichos efectos. Los pilares fundamentales de la cosmetovigilancia son la notificación de los efectos no deseados y su registro en una base de datos centralizada que permita la adecuada gestión de la información, además de una evaluación caso por caso de las notificaciones.

En el informe elaborado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios se distingue entre las notificaciones de carácter nacional y europeo. En 2023 se recibieron un total de 160 notificaciones, de las cuales 40 fueron rechazadas, no llegándose a abrir una investigación. Entre las 120 notificaciones investigadas se observa un aumento del 130% en las notificaciones de efectos no deseados con respecto a 2022, gracias en parte a la difusión de la actividad y del portal de notificación NotificaCS. El 48% de las notificaciones han sido por parte de los consumidores, el 36%, por parte de profesionales sanitarios y el 15% por parte de las propias empresas. El 30% de estas alertas eran para productos del cuidado de la piel, un 28% de desodorantes, y un 10% de productos solares. En mayor medida también han recibido alertas productos depilatorios, de cuidado de las uñas, decorativos, cuidado capilar, higiene e higiene bucal.

Los síntomas que más se han desarrollado y los que han propiciado la alerta en mayor número ha sido la dermatitis inespecífica en un 25% de los casos. En un 23% los afectados desarrollaron acné cosmético, también conocido como acné foliculitis. La dermatitis alérgica también fue uno de los principales síntomas no deseados en 22 de las 120 notificaciones del pasado año.

Las mujeres son las que más sufren los efectos no deseados de los consumidores. De estas 120 notificaciones, un 82% fueron mujeres, y solo un 14% hombres, y el grupo de edad más afectado es el de 30 a 60 años. Un 84% de estas alertas causaron una incapacidad funcional temporal o permanente y un 13% requirió una hospitalización.

Los pilares fundamentales de la cosmetovigilancia son la notificación de los efectos no deseados y su registro en una base de datos centralizada que permita la adecuada gestión de la información, además de una evaluación caso por caso de las notificaciones.

La AEMPS puntualiza que dentro de estas 120 notificaciones estudiadas, se identificaron y estudiaron un total de 87 productos cosméticos diferentes. De ellos, en 86 se determinó que no suponían un riesgo para la salud de la población general, sino que en todos los casos los efectos no deseados relacionados se debían a reacciones particulares relacionadas con la idiosincrasia de cada persona consumidora.

En cuanto a las notificaciones europeas, se notificaron 69 casos de efectos graves no deseados relacionados con productos cosméticos. Comparado con el 2022, el numero de notificaciones descendió un 35%. Al igual que en el caso nacional, la categoría de productos cosméticos relacionadas con el cuidado de la piel fue la protagonista en el tema de las alertas, seguida por el tinte de cabello y los productos de higiene personal. La principal sintomatología fue la dermatitis alérgica de contacto, en un 26% de los casos y la dermatitis inespecífica, en un 20%. En estas notificaciones también se vio comprometida la salud ocular con conjuntivitis y otro tipo de afecciones. En el 79% de las notificaciones, causó una incapacidad funcional temporal o permanente, y en el 13% los afectados tuvieron que ser hospitalizados.









Recomendamos