"La juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo".
George Bernard Shaw, escritor irlandés (1856-1950).
Hace unos días, un periódico francés de tirada nacional publicaba, en su noticia principal de portada, el aumento imparable de la población centenaria o que pasaba incluso de los 100 años de edad.
Concretamente en Francia, sobre una población prevista en el año 2060 de 73,6 millones de habitantes, habrán censadas 200.000 personas con 100 años o más. Calculan que un tercio de la población en ese país tendrá más de 60 años. Parece ser también que Francia cuenta con la mujer oficialmente más longeva del mundo, con 114 años, sin tener en cuenta a una mujer de Georgia que presume de tener 130 años.
En España, la tendencia es parecida a la de Francia, sin contar con un número tan alto de personas longevas. En Zamora, por ejemplo, la población centenaria se ha duplicado en la última década, siendo más mujeres que hombres las que llegan a esa edad.
Con una población más anciana y una sociedad que lucha cada vez más por aparentar juventud, es lógico pensar que muchos laboratorios de cosmética dediquen grandes esfuerzos en ofrecer productos que contrarresten los signos de envejecimiento producidos por el tiempo. De la misma forma, los centros de belleza no pueden obviar tales datos.
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