"La esencia de la estrategia
es elegir qué no hacer””.
Michael Porter, educador norteamericano,
autoridad en estrategia de empresas (1947).
Tras el parón de la pandemia, y la rémora que ya venían arrastrando las grandes ferias del sector de la belleza profesional en lo referido a visitantes exclusivamente profesionales y número de expositores que llenaran sus grandes pabellones, las últimas citas celebradas de nuevo de modo presencial vuelven a demostrar que se encuentran lejos de emular lo que fueron en sus mejores tiempos.
Un auge de lo digital empujado por los encierros durante dos años a consecuencia de la crisis sanitaria y, sobre todo, la concentración del usuario, marcas, profesionales, empresas y visitantes, solo en lo estrictamente necesario, realmente innovador y/o exitoso, de fácil acceso y rápida adquisición y entendimiento, entre otras globales que mueven al mercado, ponen los puntos sobre las íes al modelo de ferias vigente hasta el momento. Así lo hemos podido comprobar en Italia, Cosmoprof, Düsseldorf y también en nuestro país, con Cosmobeauty.
La belleza profesional es un sector pequeño y concentrado que necesita del mismo trato y talento: directo, eficaz y estrictamente profesional. Desde hace años, las grandes ferias buscan y ocupan pasillos con estands de venta que se alejan de su origen y fin primigeneo, por ejemplo. Y se olvidan de otros aspectos, cada vez más considerados y vitales como la ecosostenibilidad e incluso, dejan en segundo plano la visibilidad mediática y promoción de sus expositores de manera individual en favor propio y en detrimento de quienes las hacen posible, pagando para ello.
La pregunta es: ¿las grandes ferias agotan su ciclo? ¿Son los encuentros de proximidad, más reducidos y concentrados y de más fácil acceso a los profesionales, sus verdaderos y únicos protagonistas, la respuesta? Recuperar la esencia y adecuarla al devenir de los tiempos, estamos convencidos, es el camino.
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