Dr. Pedro Arquero*. Clínica Arquero.

Actualmente, y gracias a los avances de la ciencia, se ha elevado de manera importante la esperanza de vida en los países civilizados aumentando la edad de la población y, sobre todo, su estado de salud. La edad avanzada ha dejado de ser, por sí misma, una limitación y se ha convertido en un período de nueva vitalidad que, en muchas ocasiones, contrasta con un aspecto avejentado.

El envejecimiento es un proceso muy complejo que trae consigo cambios moleculares que se manifiestan a nivel celular, histológico y anatómico, siendo el envejecimiento cutáneo una de sus manifestaciones más evidentes.
Aunque, por el momento, no contamos con ninguna fórmula que detenga la involución del cuerpo, gracias a los avances en el conocimiento de los mecanismos que entran en juego en el fenómeno del envejecimiento, actualmente disponemos de numerosas técnicas que nos permiten aminorar, e incluso corregir, los deterioros acarreados por el tiempo en la piel.

La Medicina Antiaging

El abanico de posibilidades terapéuticas se ha incrementado inmensamente en los últimos años. Hoy contamos con cosméticos eficaces para uso personal. Los cuidados faciales en cabina por parte de la esteticista se han sofisticado y comprenden desde la simple hidratación y masajes hasta la electroestimulación, láser y peelings superficiales. Los peelings de mediana profundidad y los profundos, de uso médico, ofrecen magníficos resultados sobre todo cuando se combinan con técnicas como las inyecciones de toxina botulínica, la mesoterapia y los rellenos. Estos pueden ser realizados con injertos de tejidos propios o con implantes temporales o definitivos de material sintético.

Por tal motivo, hoy día, los profesionales de la estética debemos conocer a la perfección cada uno de estos procedimientos, cuando y para qué deben ser empleados (indicaciones), cuales son los problemas que pueden acarrear (complicaciones) y recomendar, en cada caso, la terapia o terapias más adecuadas. Es decir, debemos entender muy bien lo que desea el o la paciente y ofrecerle aquello que pueda procurar una mejor solución para tal demanda.

Envejecimiento cutáneo

Para una mejor comprensión de este fenómeno, es de gran utilidad profundizar en el conocimiento de la fisiología de la piel y de los mecanismos que entran en juego en el deterioro que acompaña a la edad.

La piel es el órgano más extenso del organismo y responsable de nuestra apariencia externa. Está formada por células, fibras y matriz extracelular. Biológicamente podemos decir que los años traen consigo una disminución del número de células, de fibras de colágeno y de elastina e importantes alteraciones en la matriz extracelular. Esto provoca la merma del grosor de la piel y de su capacidad de renovación y reparación, especialmente motivada por la menor producción de factores de crecimiento y acúmulo de radicales libres. Además, la mala circulación trae consigo una disminución del aporte nutritivo y de las secreciones glandulares (ecrinas, apocrinas y sebáceas) y retención de líquidos: la piel se deshidrata y tiende a la descamación, se hace más laxa y pierde tersura, se forman arrugas y aparece la flacidez, el descolgamiento y la atrofia tisular, principalmente, del tejido graso subcutáneo, muscular y óseo. Como consecuencia de todo lo anterior aumentan las alteraciones cutáneas como manchas pigmentadas, queratosis senil, verrugas seborreicas, nevus, etc. El conjunto de estas modificaciones provocan un aspecto cansado, senil y, con frecuencia, se acompaña con la pérdida de seguridad y rechazo de la propia imagen.

Factores de crecimiento

Concebimos los factores de crecimiento como el abono que fertiliza una plantación: si quisiéramos plantar una tierra para cultivo deberíamos seguir los siguientes pasos: comenzaríamos con la retirada de las piedras, limpiaríamos o arrancaríamos las hierbas malas y, finalmente, eliminaríamos los parásitos y gérmenes infecciosos. Después procederíamos a arar la tierra para removerla y ventilarla. Seguidamente deberíamos enriquecer el suelo con fertilizantes y minerales y, así, cuando todo estuviera preparado, podríamos sembrar las semillas y, entonces, regar, abonar, esperar... para, finalmente, recoger la cosecha.

De la misma manera, cuando nos enfrentamos con una piel envejecida nuestro planteamiento no debe ser muy diferente: primero limpiamos la piel de impurezas y removemos (eliminamos) la capa córnea para su renovación, la hidratamos y nutrimos. A continuación, sembramos o provocamos la regeneración celular con factores de crecimiento, esperamos, estimulamos (mesoterapia, IPL)... y, finalmente, recogemos los frutos de nuestro trabajo: una piel hidratada, brillante y más joven.

Hoy día, los profesionales de la estética debemos entender muy bien lo que desea el o la paciente y ofrecerle aquello que pueda procurar una mejor solución para tal demanda.

Su aplicación con la técnica de mesoterapia también ha demostrado ser muy beneficiosa. La mesoterapia ocupa un lugar destacado en el arsenal de las terapias preventivas del envejecimiento facial. Es una técnica de administración local de medicamentos (seguros y en dosis mínimas) que consiste en la aplicación de múltiples microinyecciones en la dermis, lo cual nos permite salvar la barrera córnea cutánea. Puesto que una de las más importantes manifestaciones del envejecimiento cutáneo es la aparición de las arrugas, la aplicación mediante mesoterapia de factores de crecimiento solos o combinados con otros fármacos nos permitirá aportar principios activos que activan la regeneración celular de la piel -especialmente de queratinocitos de la capa basal y fibroblastos -y estimulan la producción de glicosaminoglicanos, fibras colágenas y elásticas necesarias para sustituir las estructuras alteradas.

En resumen, podemos decir que los factores de crecimiento regulan la remodelación de la epidermis y de la dermis y tienen una profunda influencia sobre la apariencia y textura de la piel. Se ha comprobado que la aplicación tópica, o la inyección subcutánea de factores de crecimiento produce fuertes cambios sobre la piel envejecida: restaura la vitalidad cutánea, aumenta su grosor, recupera la consistencia elástica, mejora la afluencia vascular, estimulando las secreciones e incrementando la tersura y apariencia de la piel. Por otra parte, el engrosamiento nunca sobrepasó los límites normales de la piel joven, lo que demuestra su carácter regulador. El uso de los factores de crecimiento nos permite, por tanto, un tratamiento con tejidos del propio paciente prácticamente exento de riesgos y que puede ser realizado, en la mayoría de los casos, de forma ambulatoria.

* El Dr. Pedro Arquero es cirujano plástico perteneciente a la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora) y es considerado, en la actualidad, como uno de los mejores especialistas en rinoplastia (cirugía estética de nariz) en España.

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