Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
Confucio, filósofo chino (551 a. C. - 478 a. C.)
La obsesión por la imagen no resulta nada nuevo en la información nacional. Día a día salen a la luz casos de personas, sobre todo mujeres, que viven esclavizadas por conseguir un cuerpo perfecto aunque para ello pongan en riesgo su vida.
España es el país europeo donde más intervenciones estéticas se practican y el cuarto del mundo. Esto nos lleva a plantearnos el papel de la estética y la construcción de unos ideales más éticos que tengan en cuenta el bienestar y la salud, a la vez que la mejora del aspecto físico de cada persona.
Hay que hacer especial hincapié en los jóvenes, una generación que ha crecido rodeada de ideales publicitarios y cuerpos modificados con photoshop y que se convierte en la víctima perfecta de los trastornos alimentarios y las depresiones.
El psiquiatra Josep Toro realizó un estudio con jóvenes que dictaminó que la mayoría de las chicas no están a gusto con su cuerpo: el 61% de las jóvenes de entre 14 y 17 años quieren tener menos caderas y el 55% más pecho. "Vivimos en una época de seducción. Tras cualquier acto cotidiano siempre encontramos la imagen de un cuerpo joven y guapo, con lo que envejecer es muy duro", afirmaba en una conferencia el cirujano plástico Javier de Benito. Esto favorece que algunas personas se sientan descontentas con su aspecto físico, porque intentan que se parezca a un ideal que rápidamente pasa de moda y cambia.
Es importante lanzar el mensaje que la estética tiene que ir unida con la salud y el bienestar. Porque la estética tiene que servir para destacar nuestros puntos fuertes y maquillar aquello que no nos gusta, sin autolesionarnos.