En la era digital en la que vivimos pasamos horas frente a los distintos dispositivos electrónicos, lo que ha suscitado mucha preocupación sobre el impacto de la luz emitida por las pantallas en el envejecimiento de la piel del rostro. Se ha hablado mucho sobre los posibles daños que esta luz puede causar y sobre las medidas que podemos tomar para proteger nuestra piel. Pero, ¿es realmente posible proteger la piel de la luz de las pantallas o es solo un mito? La facialista y cosmetóloga Esther Moreno de EM Studio (Barcelona) arroja algo de luz a esta cuestión.
Prevenir es mejor que lamentar
Hoy en día ya se sabe que la exposición prolongada a la luz azul de las pantallas puede tener efectos negativos en nuestra piel a corto plazo y no es un mito que podemos protegernos. Sin embargo, tal y como apunta la experta, “hace pocos años que estamos expuestos a las pantallas de una forma tan agresiva por lo que, en términos de efectos reales de la luz azul a largo plazo aún estamos en proceso de comprenderlos completamente; ya que las consecuencias reales se manifestarán con el paso de los años”. Siendo conscientes de esto y de que las investigaciones sobre este tema aún están en curso, la prevención se convierte en sabiduría. “Nunca está de más tomar precauciones, sobre todo sabiendo que aún no comprendemos completamente el impacto real de esta exposición”, recomienda.
Entre los efectos que se han descubierto hoy, “ya se sabe que la exposición a la luz azul puede aumentar la producción de especies reactivas de oxígeno en las células de la piel, lo podría acelerar envejecimiento de la piel y el daño celular. Además, la luz azul también se ha relacionado con un aumento en la pigmentación de la piel, lo que puede empeorar problemas como el melasma y las manchas oscuras”, explica la facialista Esther Moreno.
Medidas para proteger la piel de la luz de las pantallas
Durante los últimos años se han estado investigando formas de proteger la piel de los efectos dañinos de la luz azul. Aunque aún no existe una solución milagrosa, según Moreno, sí hay algunas medidas que se pueden tomar para reducir el impacto de la luz de las pantallas en nuestra piel.
En este sentido, “más que productos que reduzcan la cantidad de luz azul que llega a nuestras células, hoy en día se puede hablar del uso de productos tópicos que ayudan a contrarrestar los efectos que esta provoca”, explica. Por ejemplo, continua, “los cosméticos ricos en antioxidantes pueden ayudar a neutralizar los radicales libres producidos por la exposición a la luz azul. Ingredientes activos como la vitamina C, el OPC y la vitamina E, han demostrado ser eficaces en la protección contra el estrés oxidativo. También activos como la niacinamida, conocida por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, ayuda a fortalecer la barrera cutánea y puede reducir el daño causado por la luz azul”.
Por otro lado, aunque la luz de las pantallas no es tan intensa como la luz solar directa, también puede tener un efecto acumulativo en la piel. “Aplicar un protector solar de amplio espectro con un alto factor de protección puede ayudar a proteger la piel de los daños causados por la luz azul largo plazo. En concreto, los filtros solares que contienen óxido de zinc y dióxido de titanio son particularmente efectivos para bloquear tanto los rayos UV como la luz azul visible”.