El estrés, la ansiedad y la mala alimentación, entre otros factores, generan procesos inflamatorios que contribuyen a que la dermis se vuelva grasa. La inflamación afecta a las glándulas sudoríparas haciendo que estas produzcan mas sebo, según el Dr. Pedro Catalá.

Los factores que engrasan la piel

» El estrés y la ansiedad generan una hormona llamada cortisol que puede llegar a inflamar la piel.

» Comer en exceso alimentos ricos en calorías también produce inflamación debido al exceso de azúcares, grasas saturadas o exceso de sal como principales responsables.

» El ambiente seco en el interior de la casa favorece la falta de humedad que influye en el buen estado de la piel. Esta se asfixia y no se oxigena correctamente, produciendo inflamación cutánea. Asimismo, la sequedad ambiental aumenta la pérdida de agua transepidérmica, provocando que la piel pierda lípidos necesarios para sí misma. Ello deriva en un aumento excesivo de la producción de sebo para compensar la falta de humedad.

» El sol, en pequeñas dosis, aporta vitamina D que ejerce una acción antibacteriana y antiinflamatoria. Las temperaturas cálidas también pueden estimular la circulación y la transpiración, ayudando a eliminar el exceso de aceite en la piel y limpiando los poros.

» Dentro de casa, la contaminación lumínica -luz azul- que desprenden tanto los dispositivos electrónicos como las luces LED es perjudicial para la piel. Este tipo de contaminación daña la barrera protectora enviando una señal a la dermis para que produzca más sebo protector.

» Una mala rutina de higiene, por exceso o defecto o a base de productos muy agresivos acarrean problemas inflamatorios en la piel. La limpieza facial correcta, sobre todo de noche, es esencial para impulsar el proceso de renovación celular.









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