"Contemplé tanto la belleza,
que mi vista le pertenece".
Constantin Kavafis, importante poeta
griego del siglo XX (1863-1933).

Aseguran los estudios que el hombre también nació, y no solo eso, sino que se ha educado para la belleza. Japón a la cabeza. Allí, la población masculina correspondiente a la Generación X, menores de 25 años, aumentan el consumo de cosméticos frente al resto. Mayoritariamente, se decantan por fotoprotectores y productos para el cuidado de la piel.

A nivel global, el sexo masculino también ha descubierto el placer por el spa y los tratamientos estéticos, interesado, más aún a raíz de la pandemia, en mejorar y cuidar no solo su aspecto, sino su bienestar, al que consideran esencial.

A pesar de lo cual, el hombre denuncia sentirse en ocasiones estigmatizado y prejuzgado cuando acude a un centro spa y/o de belleza. Declara echar de menos servicios específicos y diseñados solo para él y sus necesidades, diferentes a los femeninos, aunque muchos de ellos, también es cierto, hayan decidido cruzar la barrera de género y apostar por la cosmética para mujeres.

Así las cosas, el hombre se convierte en el nicho a tener en cuenta y con el que trabajar el momento, producto y servicio ‘beauty’ para ellos.

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