"La libertad supone responsabilidad.
Por eso la mayor parte de los hombres
la temen tanto".
George Bernard Shaw, escritor irlandés
(1856-1950).
Desde que comenzó la crisis, el número de autónomos y trabajadores por cuenta propia ha ido en continuo aumento en España, siendo la solución más socorrida para trabajadores sin puesto fijo y la opción cada vez más deseada por las empresas que buscan reducir costes. De hecho, los últimos estudios aseguran que el 65% de las empresas españolas contratan de 3 a 10 trabajadores autónomos al año, ya sea para cubrir aumentos repentinos de trabajo que la plantilla habitual no puede asumir o porque necesita de manera puntual una serie de habilidades que solo ofrece un trabajador independiente altamente especializado.
Sin embargo, recurrir a trabajadores autónomos no debe ser siempre la salida de emergencia; puede ser el modelo de trabajo habitual y más sostenible, como se ha demostrado en otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos, donde la cultura del trabajo freelance está mucho más extendida, se calcula que actualmente 1 de cada 3 trabajadores son autónomos, y de cara al 2020 se espera espera que sean 1 de cada 2, e incluso los autónomos lleguen a superar a los permanentes.
En España, el trabajo autónomo ha crecido por necesidad, pero en el futuro puede suponer un cambio a mejor. Para ello, los empresarios españoles deben cambiar su actitud y dejar atrás su concepto de trabajador permanente habitual para tener más en cuenta las virtudes del trabajador autónomo: un trabajador especializado, altamente formado, que puede ofrecer al negocio habilidades únicas y atractivas que el cliente no habrá visto todavía.
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