Por Antonio Pastor *

Son hoy la respuesta de salud y belleza para los urbanitas. Se trata de los balnearios sitos en todos los rincones de cualquier ciudad. Templos para cuidarnos, para darnos unos minutos de respiro y disfrutar de un mundo de posibilidades a través del agua y de los múltiples tratamientos que en ellos se contienen.

Decidirse a entrar en uno de estos cada vez más frecuentes balnearios urbanos, supone ya de por sí y con nuestro primer paso, una más que confortable y gratificante experiencia. Decorados con todo lujo de detalles, el agua suele ser siempre quien le proporcione al viajero cansado de pisar el duro y gris asfalto el primer saludo. Termas, saunas, baños turcos, trepidariums, cabinas de hielo, duchas de todo tipo con nombres tan atractivos como Vichy o escocesa, entre otras, piscinas de agua fría o caliente, de agua mineralizada o de otras múltiples propiedades, chorros, cascadas, bancos calefactados... Las posibilidades son tantas como deseemos y cada una de ellas atiende a una exigencia concreta. Porque el balneario urbano se concibe también como una zona spa, hoy tan de moda, y ya inventada por los romanos, los primeros en acuñar dicho término: "Salutem Per Aqua", o lo que es lo mismo, "todo por el agua" (hidroterapia).

Por el agua, y algo más. Las zonas spa o balnearios urbanos del siglo XXI proporcionan al usuario otras alternativas complementarias tan atractivas como los tratamientos de belleza y sus últimas y más novedosas técnicas. Hablamos así no de simples masajes, por ejemplo, sino de chocoterapia, aromaterapia, cromoterapia, musicoterapia... Sí, terapias revolucionarias que se convierten en los mejores aliados del cuerpo y la mente y arrojan los mejores resultados de belleza y salud.

Sin duda, una elección única hoy al alcance de nuestra mano. Decídete y entra en uno de estos templos que salpican las más cosmopolitas ciudades, para el descanso del guerrero.

(*Antonio Pastor es director del Balneario Urbano Termavital)









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