“La piel puede ser resistente y capaz de autoequilibrarse para mantener su pH normal, esto sería lo ideal, y lo que se conoce como poder tampón o ‘efecto buffer, sin embargo, aplicar con frecuencia productos inadecuados lo puede alterar y dificultar esta función, acarreando un sinfín de problemas cutáneos”, explica el experto Pedro Catalá.

¿Ácido o alcalino?

Como señala en cosmetólogo, “el pH es una medida de acidez o alcalinidad en una escala del 1 al 14, siendo 7 el neutro. Por encima de éste, se habla de alcalinidad y por debajo de esta cifra, de acidez. La piel sana tiene un pH ligeramente ácido de alrededor de 5 y este nivel es importante para mantener su función barrera. No es casual que esa mezcla protectora de agua y aceite que tenemos sobre la piel y conocida como film hidrolipídico, se la llame también manto ácido”.

PH 5, el mejor para la piel

Una microbiota cutánea desequilibrada, en la que las bacterias ‘malas’ manejan a las ‘buenas’, provoca que la función barrera disminuya y y la piel se vuelva cada vez más sensible, y más propensa a la aparición de problemas como sequedad, tirantez, irritación, acné, manchas y arrugas. Por esta razón, es importante elegir productos formulados con un pH similar al de la piel, especialmente para aquellos con piel sensible o propensa a rojeces”, alerta el cosmetólogo.

Bacterias, hongos y microorganismos en acción

¿Cómo influye realmente el pH en la microbiota cutánea? Es en este manto ácido y en las demás capas de la piel (epidermis, dermis e hipodermis) donde habitan una gran variedad de bacterias, hongos y otros microorganismos que son esenciales para su salud y equilibrio. Como añade Pedro Catalá, “este complejo ecosistema no solo juega un papel importante en la protección de la piel contra los agentes patógenos, también regula procesos inflamatorios y neutraliza el efecto dañino de las radiaciones solares entre otras muchas funciones. La supervivencia de estos microorganismos está fuertemente influenciada por los cambios de pH. Sus fluctuaciones pueden favorecer el crecimiento de grupos de bacterias que alteran la funcionalidad de la piel”.

Agua micelar, la excepción que confirma la regla

A diferencia de la mayoría de los productos de cuidado de la piel, las aguas micelares se formulan con un pH similar al del lagrimal del ojo, que es de 7,4, para evitar la irritación ocular. Pero cuidado, como explica Catalá, “si bien esto puede parecer beneficioso, el hecho de que tenga un pH diferente al de la piel puede causar problemas a largo plazo, especialmente si el producto no se aclara con agua”.

Dara's Water, el agua micelar que evita este problema.
“Cada producto de Twelve Beauty que formulo, lo hago para asegurar el máximo respeto a la piel más sensible, con un pH alrededor de 5. Pensando en el problema que presentan las aguas micelares tradicionales, desarrollé una alternativa más suave y respetuosa con la piel”, explica el experto.

En lugar de recurrir a una combinación de agua y tensioactivos (jabón), está formulada con una mezcla única de humectantes y polisacáridos con un pH idóneo para la piel, capaz de eliminar el maquillaje, las impurezas e incluso el protector solar mineral.









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