La naturaleza está llena de riquezas cuyos beneficios para la piel y la salud han sido explotados durante miles de años, pero eso no significa que todos estén ya descubiertos y estén utilizados por la ciencia cosmética.
Eso sí, la investigación no cesa, a la búsqueda de la salud, el bienestar y el compromiso con el planeta.
Así, y en el caso de la fotoprotección, si bien los especialistas en salud reiteran la importancia de utilizar una protección eficaz contra los rayos UV en caso de exposición prolongada al sol, la demanda de este tipo de productos exige que sean más naturales, tal y como ocurre de un tiempo a esta parte en todas las categorías de cuidado personal. Situación que las marcas han asumido, adaptando gradualmente sus fórmulas para satisfacer las expectativas de los consumidores y ofrecer el mayor nivel de protección posible.
Los científicos continúan así buscando posibles nuevas moléculas naturales, que protejan la piel de manera aún más efectiva contra los efectos dañinos de los rayos ultravioleta. Un estudio reciente (1) ha sacado a la luz un ingrediente inesperado que podría hacer precisamente eso y contribuir así a la lucha contra los cánceres de piel, que han ido en aumento en los últimos años, así como contra el fotoenvejecimiento: la cúrcuma.
Cúrcuma, ¿un filtro UV para el futuro?
La cúrcuma ya es conocida por sus propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y cicatrizantes, que ayudan en la lucha contra el eccema y la psoriasis. Es, más concretamente, una de sus moléculas, la curcumina, es la que resulta ser una ayuda interesante para varios problemas de la piel. Y es precisamente este ingrediente activo al que los investigadores estadounidenses han prestado atención a la hora de buscar el filtro solar del futuro. La cúrcuma ya es conocida por sus propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y cicatrizantes, que ayudan en la lucha contra el eccema y la psoriasis.
Realizado en roedores, el ensayo confirma los efectos antiinflamatorios de la cúrcumina en la piel y destaca "su potencial como adyuvante fotoprotector cuando se administra a través de nanopartículas". Un proceso destinado a superar algunas limitaciones de la curcumina observadas por investigadores en estudios anteriores, que incluyen su baja solubilidad en agua y su rápida degradación in vivo.
La sustancia aún está lejos de incorporarse a los productos cotidianos. Sin embargo, en vista de estos resultados primarios alentadores, los científicos ahora desean ir más allá para determinar si la molécula activa podría usarse como filtro solar.
La curcumina también parece tener un futuro brillante en otras aplicaciones. La evidencia científica sugiere la utilidad de la curcumina en el tratamiento del dolor crónico, la osteoartritis y las dermatosis inflamatorias como la psoriasis; aceleración del cierre de la herida; e infecciones cutáneas bacterianas, fúngicas y virales, así como dolencias cosméticas como la despigmentación.
(1) Nagasai C. Adusumilli, Breanne Mordorski, Joshua Nosanchuk, Joel M. Friedman, Adam J. Friedman, "Nanopartículas de curcumina como adyuvante fotoprotector" , Dermatología experimental, 15 de enero de 2021.