Cristina Galmiche es una figura indiscutida y referente en belleza profesional. Con una carrera audaz y a la que ha aportado desde siempre todo su saber hacer e intuición (Galmiche nació para y por la belleza), esta esteticista emprendedora y mujer empoderada, ha conseguido, además, hacer fácil lo difícil: consolidar empresarialmente un proyecto de autor, que entiende la piel como un lienzo en el que trazar belleza natural y duradera. Tal es así que Cristina ha logrado cristalizar dicha premisa en un método propio, el Método Cristina Galmiche, cuyo pilar esencial es, además, su famoso y eficaz protocolo de 'Oxigenación Artesanal'.
30 años de profesión, dos centros en Madrid y uno en Málaga, un Ritual cosmético propio, una Escuela de Alta Formación y una difusión de su Método y línea cosmética en más de 11 centros de estética de toda España, además de la obsesión por la eficacia y la empatía absoluta hacia una patología como el acné, convierten a Cristina Galmiche en "una auténtica amazona del mundo beauty". Y no lo decimos nosotros, sino todo aquél que le conoce y los expertos que como tal le han bautizado y así le definen.
Se confirma que en belleza la corriente bautizada como 'skinimalism' continúa creciendo. Tras este término lo que se esconde es la idea de que menos es más para conseguir una piel resplandeciente. [...] Esto para mí y para mi empresa es muy valioso porque conecta con nuestra filosofía y con la esencia de nuestro modelo de negocio.
BEAUTY MARKET: ¿Cuál es la función de la estética actual?
CRISTINA GALMICHE: Según datos de Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética), España está en el 'Top 10' mundial de los países exportadores de perfumes y cosméticos, por delante de sectores emblemáticos como el vino, el calzado o el aceite de oliva. Además, somos el quinto mercado europeo de productos de belleza, con un consumo per cápita de 150 euros al año, por encima de la media europea que asciende a 137 euros anuales. El sector de la estética genera 39.000 empleos de forma directa y 250.000 de forma indirecta, datos que confirman su importancia en España y en el resto del mundo. El cuidado de la piel será, según la consultoría Statista, la línea de negocio más rentable del sector de belleza, con una cuota de mercado superior al 35%. Y, en concreto, y según los datos de Pinteres Predicts sobre las tendencias de belleza en redes sociales, temas de interés y hábitos, se confirma que en belleza la corriente bautizada como skinimalism continúa creciendo. Tras este término lo que se esconde es la idea de que menos es más para conseguir una piel resplandeciente. Pero también una lección de sostenibilidad y de conexión con la simplicidad y autenticidad. Lo primero que llama la atención es algo que no todo el mundo conoce y es que nos tenemos que sentir muy orgullosos de contar con un sector tan valioso para la economía española. Esto para mí y para mi empresa es muy valioso porque conecta con nuestra filosofía y con la esencia de nuestro modelo de negocio. Porque ¿no es la limpieza facial el primer gesto de cuidado natural y slow de la piel? (Cristina nos da la primera pista sobre el motivo de su éxito y es su compromiso total, investigación y conocimiento exhaustivo de la empresa que le ocupa).
B.M.: ¿Qué requisitos debe reunir un centro de belleza para triunfar?
C.G.: (Responde sin dudar) Si hablamos de centro de belleza solo como espacio y no como empresa, la clave está en una expresión que me parece que lo concentra todo: “el diablo está en los detalles”, porque cuidar de los detalles menores es un buen comienzo para alcanzar el éxito en algo. También me parece indispensable el equipo de profesionales y su identificación con esta máxima. Si transmitimos ese cuidado, esmero, profesionalidad, empatía y ofrecemos soluciones reales, el cliente siempre volverá. No hay mejor triunfo para un centro de belleza que conseguir fidelizar a sus clientes.
B.M.: ¿Cristina Galmiche, esteticista por vocación? ¿Cómo fue tu decisión de practicar esta profesión?
C.G.: Empecé a dedicarme a esta profesión a los 28 años porque, aunque quise ser esteticien desde pequeña, en casa no me dejaban (lo primero era estudiar una carrera), y luego me fui a vivir a Suecia, donde intenté formarme durante los nueve años que pasé allí, sin suerte, ya que por aquella época en los países nórdicos los centros de estética apenas existían (ni siquiera había sitios para depilarse). Fue desde allí desde donde me matriculé en la Escuela de Jean d'Estrées para empezar a formarme a mi regreso a Madrid. Siempre tuve muy claro que quería especializarme en pieles con acné porque yo misma lo padecí de joven y me marcó mucho. Uno no se imagina lo que puede llegar a condicionarte hasta que lo sufre. Así empezó todo, poco a poco, con mucha ilusión y mucho trabajo.
El Método Cristina Galmiche es un sistema integral para el cuidado de la piel que pone el acento en el trato sostenible y comprometido con cada rostro. Me gusta tratar cada rostro como un proyecto personal, ninguno es igual.
B.M.: ¿Cómo ha evolucionado la industria de la belleza profesional desde tus inicios hasta ahora?
C.G.: En estos 35 años, la industria de la belleza ha experimentado cambios sísmicos e irrevocables en los tratamientos, los productos, la aparatología, el tamaño y la estructura del mercado y el comportamiento y las expectativas del consumidor. Si tuviera que elegir dos áreas que han experimentado las mayores transformaciones desde mis inicios en el mundo de la estética, creo que señalaría la explosión de opciones para los clientes y el impacto del desarrollo tecnológico en la industria. Sin olvidar, la ideología cambiante de lo que significa “belleza”.
B.M.: ¿Quién es la buena esteticista?
C.G.: En primer lugar, una buena esteticista es aquella que desea firmemente serlo. Digo esto porque he constatado que tenemos un problema en la etapa formativa, donde llegan muchas alumnas -hasta ahora no me he encontrado con hombres- que eligen los estudios de Estética como una opción o solución fácil que tienen en la oferta formativa actual, pero no han soñado con serlo. Así que primero diría que una buena esteticista sería aquella que siente pasión por su profesión y, a continuación, formada y en constantemente reciclaje, humilde para aprender de los mejores, respetuosa con la piel y que aprecia el gran regalo que nos ofrece la estética, la capacidad de ayudar a los demás a diario.
B.M.: ¿La consumidora española acude al centro de belleza todo lo que debiera? ¿Qué es lo que busca?
C.G.: Mi experiencia me demuestra que los consumidores de tratamientos de belleza y cosméticos de hoy en día, jóvenes y mayores, están mejor informados sobre las necesidades de la piel; también compruebo un interés mayor por ponerse en manos de profesionales. Prácticamente todas y todos buscan rejuvenecer, tratar las arrugas, la falta de luminosidad, la flacidez, las manchas y, en el caso del cuerpo, la celulitis, el exceso de grasa y firmeza. En nuestros centros también es cierto que tenemos un porcentaje muy alto de clientes (más de un 50%) con pieles con acné, rosácea, dermatitis o sensibilidad que buscan y necesitan una solución natural a estos problemas. Independientemente del motivo por el que acuden al centro, lo que esperan y les motiva a volver es la efectividad en los tratamientos. Y también subrayaría que han subido muchas posiciones cuestiones como la seguridad, la no agresividad y la sostenibilidad de los tratamientos y productos cosméticos.
B.M.: ¿Qué es el método Cristina Galmiche?
C.G.: El Método Cristina Galmiche es un sistema integral para el cuidado de la piel que pone el acento en el trato sostenible y comprometido con cada rostro. Me gusta tratar cada rostro como un proyecto personal, ninguno es igual. La eficacia del método radica en que es capaz de resolver, con la limpieza artesanal de la piel y una línea cosmética 100% biocompatible y personalizada, cualquier problema cutáneo, desde el acné severo a la dermatitis atópica, la rosácea o la hipersensibilidad. La estrella indiscutible de mi método es la oxigenación; un proceso de higiene que siempre va acompañado de un diagnóstico exhaustivo, un tratamiento personalizado, un ritual cosmético en cabina y en casa adaptado a cada cutis y un seguimiento cercano, riguroso y constante.
Actualmente, trabajo con la Dra. Paula Rosso, médico estético que, al igual que yo, opina que la medicina estética está para verte guapa, pero sin que nadie te lo note. En el momento en que se nota que te has hecho algo, para mí es un trabajo mal hecho.
B.M.: ¿Cuál es tu opinión acerca de la medicina estética? ¿Ambos mundos se complementan o son distintos?
C.G.: Actualmente, trabajo con la Dra. Paula Rosso, médico estético que, al igual que yo, opina que la medicina estética está para verte guapa, pero sin que nadie te lo note. En el momento en que se nota que te has hecho algo (labios excesivos, cejas demasiado subidas, pómulos imposibles…), para mí es un trabajo mal hecho (sentencia). Trabajo con ella por lo realista y sensible que es a la hora de realizar un trabajo, que siempre debe ser 100% natural. Por otro lado, la prevención es básica, siempre partiendo de la base de que lo principal es una piel bonita y sana. El buen diagnóstico es absolutamente fundamental.
B.M.: ¿La belleza es de las manos?
C.G.: En mis centros y en mi método de trabajo, diría son el 90 por ciento. Las manos nos conectan con la creación artesanal: el trabajo manual, tradicional, que requiere de habilidad, destreza, disciplina y paciencia. Nosotros nos dedicamos a la oxigenación artesanal de la piel y si hay un momento donde todas esas artes se ponen a prueba es en la fase que llamamos “extracción”. Es aquí donde las manos de nuestras facialistas tienen que demostrar esa habilidad y destreza para extraer las impurezas a la perfección, evitando que nada se quede encapsulado y además sin causar una herida o fricción en la piel. Si lo artesanal “es la habilidad de hacer las cosas bien”, oxigenar la piel es la habilidad de limpiar la piel bien. Me atrevería incluso a decir que el nuevo lujo está en el trabajo artesanal, también en el sector de la belleza.
B.M.: ¿Qué lugar ocupa la aparatología?
C.G.: La aparatología es un gran aliado. No es imprescindible, pero pone la guinda a muchos tratamientos. Todo depende de la necesidad del cliente. Lo que para mí sí es determinante es la elección de los dispositivos. A la hora de seleccionar qué aparatología nueva incorporo a mis centros, hay una serie de requisitos indispensables: el aval de la FDA y CEE, estudios demostrados, la trayectoria de las firmas que la avalan y la garantía de los resultados y el tipo de tecnología, es decir, la profundidad a la que llega (interesa que actúe en las capas más profundas) y la forma en la que trabaja, esta debe ser indolora y segura para no causar lesiones.
Mi objetivo era elaborar productos ligeros pero ricos en principios activos, capaces de restaurar y respetar el pH de la piel, sin saturarla, regenerándola desde el interior y de forma sostenible y prolongada.
B.M.: ¿Y el cosmético?
C.G.: En mi caso, la cosmética representa el 50 por ciento de los buenos resultados de mis tratamientos, el otro 50 por ciento es el trabajo en cabina. Al empezar a trabajar me di cuenta de que los productos que había en el mercado no me servían para tratar las pieles grasas, acnéicas, sensibles y problemáticas. Pensé que tenía que hacer algo y me puse en contacto con un laboratorio. No fue nada fácil, fueron meses de pruebas, licencias y mucha inversión, pero mereció la pena. Desde la década de los 90 del siglo pasado hasta este año hemos ido mejorando y reformulando la línea, que hoy en día se compone de 22 productos y, en breve, estrenaremos línea corporal. Mi objetivo era elaborar productos ligeros pero ricos en principios activos, capaces de restaurar y respetar el pH de la piel, sin saturarla, regenerándola desde el interior y de forma sostenible y prolongada.
B.M.: ¿Qué nos queda por ver en materia de juventud y estética?
C.G.: El sector de la belleza tiene una particularidad que lo hace especialmente interesante, y es que está en constante cambio y evolución. Lo vemos en las ferias, donde cada año nos encontramos con tecnología más innovadora y que ofrece soluciones para todo. Ya hoy, y yo lo experimento a diario en mis centros, contamos con tecnología que realiza tratamientos no invasivos, sin tiempo de recuperación, en pocas sesiones y a precios asequibles para el rejuvenecimiento del rostro con un mismo dispositivo. Este sería el caso del revolucionario Láser Amarillo. También lo vemos en la tecnología especializada en cuerpo, donde la combinación de Radifofrecuencia e HIFEM+, como es el caso del dispositivo Emscuplt Neo, no solo reduce en 4 sesiones de 30 minutos la grasa corporal, sino que además genera músculo, reduce volumen y tensa en multitud de zonas. Está claro que el deseo de mantenernos jóvenes es el elemento motivador para que la industria tecnológica aporte constantemente soluciones innovadoras.
B.M.: ¿Por qué Cristina triunfa y alcanza el éxito?
C.G.: (Sonríe) Siempre digo que hacer de mi pasión mi profesión ha sido y es lo que me mantiene motivada a diario (recalca con un gesto convencido de sus manos, Cristina Galmiche es una mujer segura, y así lo transmite en sus palabras y decisiones). Evidentemente, y al menos en mi caso, detrás de la palabra éxito lo que hay son muchas horas de trabajo y la constatación de que con mi método del cuidado de la piel ayudaba a mis clientes a recuperar la salud de la piel y a sentirse felices.
Una de mis motivaciones principales desde hace unos años es la formación de las futuras generaciones de facialistas en mi método, un legado que deseo compartir porque sé que les permitirá alcanzar la excelencia en su trabajo.
B.M.: Tu mayor satisfacción personal y profesional.
C.G.: Desde el punto de vista profesional, mi mayor satisfacción ha sido ayudar a mis clientes a sentirse bien y demostrarles que el cuidado, bienestar y salud de la piel no requiere de tratamientos complejos ni soluciones que no estén a su alcance. Que tantas personas hayan incorporado una rutina diaria de higiene y respeten su cita mensual para oxigenar el cutis es para mí la mejor recompensa. Otra de mis motivaciones principales desde hace unos años es la formación de las futuras generaciones de facialistas en mi método, un legado que deseo compartir porque sé que les permitirá alcanzar la excelencia en su trabajo, potenciar su carrera y contar como esteticistas con soluciones reales a los problemas de la piel.
Personalmente, mi mayor satisfacción ha sido mi familia, mi hijo, ahora mi nieta y seguir aquí después de más de 30 años, disfrutando como el primer día (vuelve a sonreírnos, con voz alegre, convencida).
B.M.: ¿Cuáles son las líneas de negocio en cuanto a tendencias más destacadas en el sector de la belleza?
C.G.: En el sector de la belleza, al igual que en otros muchos sectores, compartimos la necesidad de adaptarnos a los nuevos valores de los consumidores y a las cambiantes expectativas. Uno de esos valores clave es la sostenibilidad. Hoy, 8 de cada 10 personas prefieren consumir cosmética con ingredientes naturales. Si hablamos de tendencias concretas entre los intereses y hábitos de belleza, tal y como recoge en su informe 2022 Pinterest Predicts, que ya citara al principio, la corriente bautizada como skinimalism cada vez posee mayor peso. Se trata de la idea de que menos es más para conseguir una piel resplandeciente. Pero también de una lección de sostenibilidad y de conexión con la simplicidad y autenticidad. Para nuestra empresa esto tiene mucho valor porque hemos conseguido que la oxigenación facial sea reconocida como el tratamiento de cuidado natural de la piel básico entre los consumidores de belleza. Otra tendencia que durante la pandemia aún se ha puesto más de manifiesto es la demanda de la ultra personalización de los tratamientos estéticos y cosméticos. Pero no solo en los centros de belleza, sino que los consumidores recurren más que nunca a las herramientas digitales y tecnológicas, lo que está provocando una transformación digital en el sector en su búsqueda por ofrecer experiencias de compra de cosméticos y tratamientos personalizados que ayuden a los consumidores a tomar decisiones con más confianza.
B.M.: ¿Hablamos entonces de un futuro digital mayor de lo que ahora podemos llegar a imaginar?
C.G.: Pues sí, sobre la mesa, tenemos actualmente otros escenarios como el metaverso donde es muy interesante analizar qué oportunidades de negocio puede ofrecer al sector o a un centro de belleza. Cuando me imagino el futuro, solo veo oportunidades. Incluso me he imaginado un salón de belleza con robots (hace un gesto divertido). ¿Nos podrán sustituir? En cierta ocasión le hice esta pregunta a una de las grandes especialistas en innovación, metaverso y trabajo en España, Silvia Leal, y me dijo que podrá haber un robot que lo haga, pero el aspecto artesanal, humano y holístico de nuestro trabajo, es una de nuestras fortalezas frente a ese cambio del mercado laboral que dicen que está llegando y donde muchas de las profesiones que hoy conocemos ya no existirán.
El éxito pasa por mantener el objetivo fundacional de Cristina Galmiche: seguir contando con la confianza del cliente y llegar cada día a más personas que entiendan y compartan nuestra filosofía del cuidado de la piel.
B.M.: ¿Por qué se debe caracterizar una empresa de belleza hoy en día?
C.G.: Para nosotros el punto de partida es trabajar siempre desde el respeto a la piel, la honestidad hacia el cliente, ofreciendo tratamientos efectivos y con soluciones constatables sea cual sea la problemática, y contar con un equipo cualificado y motivado. Después del desafío que ha sido esta dura pandemia, hemos descubierto la importancia de ofrecer una experiencia de cliente omnicanal distintiva al tiempo que la sostenibilidad (en todos sus procesos) y la inclusión (el interés de los hombres por la belleza va en aumento) han cobrado protagonismo. Por supuesto, la importancia de lo digital y del comercio electrónico ya nadie la cuestiona, independientemente del tamaño de nuestra empresa. Pero no se trata solo de tener una web donde vender los productos. Las investigaciones muestran que el 80 % de los consumidores actuales tienen más probabilidades de realizar una compra si ofrecemos una experiencia personalizada a través de soluciones tecnológicas innovadoras y holísticas.
Dado que el futuro del retail pasa por la omnicanalidad y la convergencia entre la venta on-line y la física, el rol de esta última necesita experimentar nuevas fórmulas. Las tiendas deben tener un valor añadido porque ya hay muchos clientes, muy digitalizados, que llegan con la decisión de compra hecha, así que hemos de ir más allá y sorprenderle.
B.M.: ¿Por dónde pasa entonces para Cristina Galmiche mantener el éxito de su empresa?
C.G.: El éxito pasa por mantener el objetivo fundacional de Cristina Galmiche: seguir contando con la confianza del cliente y llegar cada día a más personas que entiendan y compartan nuestra filosofía del cuidado de la piel: para nosotros no hay belleza si no hay una buena higiene de la piel que vele por su salud y bienestar. Tan convencidos estamos de la importancia de fomentar este buen hábito, que siempre hemos tenido claro que la mejor ayuda para consolidarlo era que nuestras oxigenaciones y línea cosmética fuesen asequibles y accesibles para todos. Cuidar la piel es un derecho que va más allá de la pura estética. También sentiríamos que hemos cumplido con nuestra labor con éxito si conseguimos transmitir nuestro método para dejar un legado a las futuras generaciones de esteticistas en España y consolidamos la formación clásica que se caracterizaba por su rigor y excelencia. En mi opinión, la educación del talento es educación de vida.