Cristina Álvarez es una madrileña emprendedora que en tiempos difíciles ha conseguido adaptar la estética y el mundo de la belleza a todos los bolsillos. En tan solo 8 años ha pasado de trabajar para sí misma a contar con más de 80 empleados, 8 centros, 2 cadenas de belleza, la distribuidora Dibea Estetic y la agencia de comunicación Dibea Creativos.
Beauty Market: ¿Cuánto tiempo llevas en el sector desde tu primer salón? ¿Ha cambiado mucho desde que empezaste?
Cristina Álvarez: Llevo trabajando en estética desde 2005 y el sector ha cambiado muchísimo. Desde lo que demanda el cliente hasta las posibilidades que ofrece el sector. Antes era todo más manual, y ahora, sin aparatos de última generación es muy difícil imaginar el sector.
B.M.: ¿Cuáles fueron tus inicios en la estética?
C.Á.: Comencé en Calypso, en el madrileño Barrio de la Estrella, junto a profesionales del sector.
B.M.: ¿Cuál ha sido el momento clave de tu carrera?
C.Á.: Cuando empezamos a invertir en tecnología introduciendo láser, criolipólisis, cavitación...
B.M.: ¿Es importante en estética apostar por la innovación?
C.Á.: Muchísimo. Las clientas siempre demandan lo último y que sea efectivo, y la esteticista tiene que estar motivada por las novedades. Al final, profesional y público buscamos lo mismo.
B.M.: ¿Cómo te definirías profesionalmente?
C.Á.: Cercana, trabajadora, emprendedora.
B.M.: ¿Qué ofrecen los centros Cristina Álvarez a sus clientes?
C.Á.: Nuestros centros ofrecen innovación y trato personalizado.
B.M.: ¿Cómo se consigue estar a la última en los tratamientos más innovadores del mercado?
C.Á.: Buscando constantemente y escuchando a los clientes para conocer sus necesidades.
B.M.: ¿Cuál es el tratamiento estrella del centro?
C.Á.: Adipoablate.
B.M.: ¿Cuál es la mejor arma contra el envejecimiento?
C.Á.: La felicidad.
B.M.: ¿Cuál es tu relación con el consumidor final?
C.Á.: Directa. Procuro atenderles y estar al tanto de toda la actividad que hay en los centros.
B.M.: Cuando acude un cliente por primera vez a su clínica, ¿qué es lo primero que hacéis?
C.Á.: Lo que espera todo cliente. Escuchamos sus necesidades, queremos que se sienta bien. Realizamos un diagnóstico personalizado y buscamos el protocolo que mejor se adapta a lo que está buscando.
B.M.: ¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
C.Á.: El trato con el público y encontrar lo que satisface al cliente.
B.M.: ¿Y lo que menos?
C.Á.: La parte administrativa.
B.M.: ¿Cómo está actualmente el sector?
C.Á.: Revuelto, aunque ahora se está estabilizando.
B.M.: ¿Cómo está afectando la crisis al sector?
C.Á.: Se está profesionalizando de nuevo y se está empezando a recuperar la confianza.
B.M.: ¿Cuál crees que será el futuro del sector?
C.Á.: Un cambio especialmente a nivel formativo y con personal preparado y cualificado, el que exigen los clientes.
B.M.: ¿En qué deberíamos mejorar?
C.Á.: Deberíamos mirar hacia fuera, estar más pendientes de lo que nos está pidiendo el público.
B.M.: ¿Cuál es tu proyecto futuro?
C.Á.: La Escuela de Formación. Estamos dando los primeros pasos pero nos queda mucho por recorrer.
B.M.: ¿Cuáles son las principales novedades en el mundo de la estética?
C.Á.: Para los clientes, que ya no es necesario pasar siempre por cirugía para conseguir grandes resultados. En el caso de los centros, el trabajo que debemos hacer para darnos a conocer más allá de nuestro propio entorno.
B.M.: ¿Cuál crees que debería ser la relación de la medicina estética con la estética?
C.Á.: Deben ir de la mano. Son complementarias. Tienen que conseguir un feedback porque hay clientes que pueden derivarse de un centro médico a un estético y viceversa para atender sus demandas.
B.M.: ¿Cuál es tu máxima?
C.Á.: Lo importante eres tú, el cliente.
B.M.: ¿Cómo eres cuando no trabajas?
C.Á.: Tranquila, muy familiar y amiga de mis amigos.
B.M.: ¿Dedicas a tu actividad demasiado tiempo?
C.Á.: He aprendido a conciliarlo con mi vida personal y familiar.
B.M.: Un consejo para alguien que piense en lanzarse a abrir su primer salón de belleza.
C.Á.: Que no pierda la ilusión.