El mercado de calle ha encontrado en este cosmético un aliado indiscutible en cuanto a número de ventas, y los consumidores buscan en éste la panacea a todos sus males: cicatrices, arrugas, eczemas, celulitis... La baba de caracol se anuncia como un verdadero milagro, poderoso regenerante, que asegura resultados insospechados y únicos, sin competidores. y el mercado profesional no ha querido renunciar a tan idílico paisaje, encontrando en la baba de caracol una novedad a destacar entre sus productos.
Las firmas de la cosmética más profesional también ofrecen al usuario baba de caracol, con un valor añadido, su conocimiento previo del producto y su mejora fehaciente en este sentido. Esteticistas, fabricantes y distribuidores, coinciden: el secreto está en el proceso de extracción de la materia prima. La baba de caracol realmente efectiva es la secreción obtenida por medio de un estado de estrés, rica en proteínas y polisacáridos, que nada tiene que ver con la baba que el caracol segrega durante su desplazamiento. y por supuesto, otra de las bases de un resultado garantizado es el método seguido de elaboración y conservación.
Hoy analizamos estos parámetros y otros muchos de los productos profesionales denominados de baba de caracol existentes en nuestro mercado, al objeto de ofrecerte la mayor y más contrastada información posible al respecto.
Los productos que hoy presentamos en nuestras páginas se encuentran avalados por la investigación científica y la experiencia y solidez de firmas punteras y reconocidas. Efectivamente, la baba de caracol puede resultar altamente beneficiosa para la piel en general y determinados inestetismos en particular.
Pero vamos a remontarnos al principio. Porque la baba de caracol no es un invento de este siglo, sino que puede hacernos echar la vista atrás hasta llegar a épocas remotas. Fue Hipócrates, nada más y nada menos, el padre de la medicina moderna, quien en la Grecia Clásica, entre los siglos Vy IV a c., comenzó ya a recomendar determinados componentes como el vino, el agua o el caracol, para combatir distintas afecciones fisiológicas y/o cutáneas.
Más tarde, ya en el siglo XVI, Ambroise Paré, padre de la cirugía moderna, recomendó el uso de la baba de caracol para eliminar las estrías de distensión post parto. Tres siglos después, y con la aparición de los primeros casos de irradiación a consecuencia de los rayos X, la baba de caracol también estaría presente en el tratamiento y reparación de estas lesiones.
Pero no sería hasta la década de los 90 que la baba de caracol formara parte del mercado cosmético. En 1981, una familia chilena, dedicada a la cría y comercialización del caracol, decide diversificar su negocio, una vez comprobaron que al manipular diariamente caracoles, las manos adquirían una suavidad poco usual y cicatrizaban rápidamente algunas heridas. Tras 9 años de investigación, nace la primera crema cosmética con baba de caracol.
Es importante destacar que la secreción obtenida del caracol mediante estado de estrés, y de la que se componen los verdaderos cosméticos denominados de baba de caracol, posee efectos reconocidos. Tróficos, permitiendo el flujo de materia y energía. Reparadores, antisépticos y exfoliantes, principalmente. Sin duda, un cóctel explosivo al que se aúnan otros activos o componentes, porque una crema de baba de caracol no debería estar compuesta únicamente por la misma, sino añadir otros como la alantoína, las proteínas, las vitaminas, el colágeno, la elastina y/o el ácido glicólico. Dependiendo de cantidades, contenidos y continentes, la cosmética de baba de caracol, obtendrá por tanto mayores o menores y mejores o peores resultados.