Científicos valencianos y mexicanos han trabajado juntos para descubrir, en las urnas del lugar arqueológico de Teotihuacan (México), restos de cosméticos que se empleaban con fines funerarios entre 200 y 500 d. C.
Desde 2006, científicos de la Universitat Politècnica de València (UPV) y de la Universitat de València (UV) investigan la pintura mural maya en México y Guatemala. Del contacto con investigadores de la Universidad Nacional de México que trabajaban en las mismas zonas, surgió el proyecto para conocer la composición y funcionalidad de los cosméticos que se encontraron en las vasijas. Ahora sus resultados se publican en el Journal of Archaelogical Science.
"La conclusión a la que hemos llegado por la estructura de los pigmentos encontrados es que son restos de cosméticos que se utilizaban en ritos posteriores al enterramiento. En aquella época había costumbre de hacer periódicamente cultos en recuerdo de los fallecidos de la alta nobleza", declara la directora del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la Universitat Politècnica de València y autora principal del estudio, María Teresa Domenech.
En esos ritos, el sumo sacerdote de la ciudad celebraba una ceremonia en las casas de los ciudadanos más notables -nobles, príncipes o reyes- porque en aquella época se enterraba a los muertos en las mismas viviendas, en el subsuelo de las casas.
"El sacerdote iba a la vivienda y con la familia presente se homenajeaba al difunto. Los cosméticos los empleaba el oficiante de la ceremonia y formaban parte del rito. Por los restos de partículas carbonosas encontrados, cabe pensar que se quemaron materiales aromáticos y el sacerdote pintaría parte de su cuerpo con esos pigmentos. Además, es probable que exhumaran el cadáver y lo 'redecorasen' también", explica Doménech.
Nueva vida
Aunque podría pensarse que los materiales de estas urnas pertenecieron al difunto en vida y que, como hacían los egipcios, se podrían haber introducido en la tumba para que acompañasen al muerto en su 'nueva vida', el hecho de que no llevasen ningún tipo de aglutinante -un vehículo orgánico que permite que se fije a la cara o al cuerpo el maquillaje- indica que tenían más bien un carácter simbólico.
"No es muy frecuente encontrar productos cosméticos en las excavaciones arqueológicas de América. Estos son los primeros que se analizan de forma seria y sistemática en este continente", asegura la investigadora. En Europa y África, sobre todo en países como Italia y Egipto, el análisis de productos cosméticos es más común.
Teotihuacan es uno de los lugares arqueológicos más importantes y visitados de México, al encontrarse cerca de la ciudad de México D. F. y por su espectacular gran pirámide maya.
Comercio fluido en el México Prehispánico
Además de aportar un mayor conocimiento sobre los ritos funerarios de esta cultura milenaria, los restos de cosméticos encontrados ayudan a identificar la relevancia social de los individuos enterrados y corroboran la existencia de un comercio fluido entre diferentes zonas de México.
Los científicos hallaron materiales que proceden del entorno de Teotihuacan, como pigmentos de roca pulverizada de características volcánicas y otros de tipo arcilloso pertenecientes al contexto geológico de esta zona.
Sin embargo, algunos restos -como las partículas de mica y de jarosita encontradas- no son propios de este entorno y probablemente se importaron de diferentes partes de México, lo que indica que había comercio. "No es algo sorprendente porque esta ciudad dominaba toda el área mesoamericana, y concretamente en determinadas zonas del sur se demuestra que había un comercio fluido", apunta la investigadora.
Por otro lado, la aparición de estos restos con el cuerpo de un difunto es un indicador de su estatus social. "A no ser que fuera una persona muy destacada de esta civilización no se le enterraba con estos productos cosméticos. La persona fallecida tendría que haber ocupado un puesto importante en la sociedad, ser un rey, un príncipe o un alto noble", asegura la experta.