Varios estudios sugieren que correr intensamente y en largas distancias acelera la oxidación de manera dramática, lo que se traduce en más arrugas, manchas y flacidez. En pequeñas dosis, este deporte reduce en un 30% el riesgo de mortalidad, pero el daño ocasionado por el aumento de los radicales libres generados por el ejercicio de alta intensidad y el running de largas distancias induce al estrés oxidativo y envejece la piel a un ritmo acelerado.
Un reciente informe del INIBIBB (Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca, Argentina) asegura que correr mucho y a largas distancias acelera la oxidación, lo que nos hace envejecer antes. Y es que al respirar intensamente, quien suele salir a quemar la zapatilla consume más oxígeno, y esto genera radicales libres, los enemigos de una piel joven.
La Dra. Concha Albert, del Instituto Tapia, cree que al correr "se multiplica por más de tres el peso de la pierna con cada impacto de esta en el suelo, a nivel cutáneo, por culpa del citado impacto, llega la flacidez cutánea, el rostro se arruga, se vacía, y puede llenarse de manchas debido a la radiación ultravioleta, si se corre al aire libre".
Para frenar este proceso, se debe seguir una alimentación rica en productos antioxidantes, como los frutos rojos, el brócoli, las espinacas y los cítricos. "Es imprescindible tomar comprimidos con antioxidantes que contengan Vitaminas C y E, que combaten los radicales libres. También nos conviene el colágeno, que podemos tomar en cápsulas, en gel o líquido, pues correr hace que este, en la piel, se desestructure, se pierda textura y elasticidad".
La doctora recomienda dormir una media de 8 horas para mantener a raya la oxidación. Y realizar tratamientos de medicina estética. "La biorrevitalización facial con un cóctel preciso y bien formulado, a base de Vitaminas C, E, Ácido Hialurónico y oligoelementos puede ser la mejor manera de contrarrestar los efectos perniciosos del abuso de la carrera en la piel, y aportar luminosidad y suavidad", señala.