El consorcio de empresas formado por Germaine de Capuccini, Ferro, Petroplast y la alianza Ainia-Aimplas han fabricado el primer prototipo de envase biodegradable para productos de belleza a partir de almidón de maíz, remolacha y azúcares.

El nuevo envase sustituye los plásticos utilizados tradicionalmente en los tubos de los productos cosméticos por plásticos de origen natural y biodegradable con la dificultad del ciclo de vida de estos productos, cercano a los tres años, frente a la paulatina descomposición del material biodegradable, han informado en un comunicado.

Tras dos años de investigación, los participantes del proyecto esperan que el biotubo obtenido se convierta en materia orgánica en menos de seis meses, y pueda ser tratado en una planta de compostaje.

El envase flexible protegerá de la humedad y preservará el aroma de la crema cosmética que también será natural, y respetará su vida útil estimada en tres años.
El prototipo se ha fabricado a partir de materias procedentes de fuentes renovables, en concreto de almidones de maíz, remolacha y azúcares.
A través de procesos fermentativos y la utilización de microorganismos, se han obtenido distintos materiales biodegradables con diversas propiedades que se han mezclado para formar el envase. El proceso de biodegradación se inicia en contacto con microorganismos en condiciones de compostaje, que encuentran en estos materiales fuente de carbono para vivir.
Así se plantea una alternativa a la gestión medioambiental de los residuos de envases cosméticos, basada actualmente en el reciclado.

El envase contendrá una selección de cosméticos naturales compatibles con el bioplástico y para ello se han analizado productos basados en principios activos de vitamina C, un filtro de protección solar y una crema facial multiprotección elaborada a partir de té blanco ecológico que la empresa Germaine de Capuccini espera sacar al mercado en el segundo semestre de este año.

El proyecto supone un avance no sólo por su capacidad de biodegradación sin impacto ambiental, sino por lograr por primera vez la compatibilidad total entre este tipo de envases y los productos cosméticos, algo no logrado hasta ahora.

Cuenta con el apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y está cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

El envase flexible protegerá de la humedad y preservará el aroma de la crema cosmética que también será natural, y respetará su vida útil estimada en tres años.

Germaine de Capuccini, ubicada en Alcoi (Alicante), cuenta con una cuota de mercado actual del 37%.
Las otras dos empresas participantes en el proyecto son Ferro Corporación, de Almazora (Castellón), encargada de desarrollar la mezcla adecuada de materiales biodegradables, y Petroplast, de Logroño (La Rioja), una de las principales empresas en el desarrollo de tubos plásticos para distintos sectores como son el cosmético y farmacéutico.

Los institutos Ainia y Aimplas han dado soporte tecnológico a las empresas del consorcio, aportando su experiencia en envasado en biodegradables, y en biopolímeros y su procesado.

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