Ciudades, agentes contaminantes

De todos es sabido que la ciudad no es el mejor de los entornos ni el más idílico para disfrutar de una mente y un cuerpo sanos, y por ende, de una belleza contenida en el mejor marco posible, sino todo lo contario.

Esto se acaba, y septiembre vuelve a recoger oleadas de vacacionistas, llegados de paisajes más benefactores con la piel, para darles la bienvenida en un marco que no reúne las condiciones óptimas en lo referido a la belleza. Agentes contaminantes y nocivos son nuestros enemigos. Prepararse para combatirlos y optimizar la defensa de las pieles en su contra, es nuestra más segura y efiectiva arma y secreto de belleza.

Cuando ponemos el pie en la ciudad

Nada más llegar y entrar en el cordón urbano, el proceso comienza. La contaminación ambiental se deposita en nuestra piel generando radicales libres, sequedad, alergias y reacciones que debilitan el equilibrio natural de una piel sana. Pero no solo el humo de los coches lo provoca, sino que son muchos otros contaminantes los que se unen para provocarnos dichas sintomatologías. Así lo constatan los expertos y profesionales en belleza. Es el caso de Myriam Yébenes, Instituto Maribel Yébenes, quien, siempre en pro de la belleza más fiable y pensando ante todo en sus clientes y clientas, enumera a continuación, cuáles son los principales agentes contaminantes que atacan nuestra piel. Se trata de:

» PM (particulate matter). Mezcla de partículas suspendidas en el aire con diferentes formas, tamaño y composición química. Las más pequeñas son las más peligrosas, ya que pueden ser absorbidas a través de los poros de la piel, los folículos pilosos o a través de la epidermis, generando radicales libres. Estos provocan inflamación celular, pérdida de la funcionalidad de las proteínas, deterioro de la membrana lipídica, mutaciones en el ADN; disminuyen el número de antioxidantes de la piel y los niveles de oxígeno que llegan a las células.

» PAHs (hidrocarbonos policíclicos aromáticos). Se unen a la superficie de las PM, enviando señales concretas que favorecen la pigmentación irregular y los signos de envejecimiento.

» Metales pesados. Están presentes en la polución ambiental y tienen un efecto tóxico que impide las funciones metabólicas vitales y generando estrés oxidativo.

» Tabaco. El humo del tabaco aúna cientos de sustancias químicas, metales pesados, radicales libres de nitrógeno y oxígeno que generan oxidación y toxicidad celular, además de una gran deshidratación.

» Polución doméstica. Este tipo de polución, por sorprendente que parezca, puede llegar a ser hasta 10 veces mayor que la atmosférica y proviene principalmente de la calefacción, refrigeración, construcción, muebles y pinturas, productos de limpieza y aseo personal.

» Radiación UV. Ya sabemos el daño que provoca una sobreexposición a la radiación UV, pero no por ello deja de ser uno de los factores ambientales que más agrede la piel, provocando atrofia, hiperpigmentación, envejecimiento prematuro, infecciones secundarias y melanoma.

» Luz azul (HEV). Pantallas, televisiones, ordenadores, tabletas, teléfonos móviles… Todos estos dispositivos emiten luz azul que nos llega inevitablemente cada día, cada hora. Su incidencia en la piel provoca entre otros fotoenvejecimiento, oxidación, debilitación de la barrera cutánea e hiperpigmentación.

El escudo que nos protege

En nuestras manos está el construir el escudo que nos proteja. Conociendo cuáles son los principales contaminantes que afectan a diario a nuestra piel en un entorno urbano, podremos llevar a cabo un correcto cuidado y mantenimiento para minimizar su impacto en la salud y belleza. Aconsejar y trabajar en nuestras clientas de manera certera y correcta, significará un plus en todos los sentidos, tanto para ellas como para nosotros. Así, que en este tema, el del escudo contra la contaminación, los mejores trucos y consejos serían:

» Triple limpieza facial. Leche limpiadora, gel vitaminado y mousse. Tres productos que, utilizados consecutivamente cada noche, nos garantizarán el desprendimiento de todas las sustancias nocivas que se han acumulado sobre la epidermis, además de las secreciones endógenas y el maquillaje. La leche limpiadora las desprende, el gel vitaminado limpia la piel y favorece la regeneración celular y el mousse mantiene los poros limpios y desobstruidos. Por la mañana podemos limpiar el rostro utilizando solo uno de ellos, aquel que nos resulte más agradable o se adapte mejor a las necesidades de nuestra piel: leche para las pieles secas, gel para las mixtas y mousse para las grasas. Y por supuesto, una rutina de limpieza en cabina con un calendario pautado, debe ser tu mejor consejo.

» Nutrición. Con el fin de aportar a los tejidos una reserva de antioxidantes, utilizaremos cada mañana un sérum rico en vitamina C, Ácido Hialurónico, Ginkgo Biloba, Centella Asiática y vitaminas del grupo B. Estos activos lucharán a nivel celular contra los radicales libres y ayudarán a mantener fuerte el sistema inmune de la piel. Lo mismo ocurre con el tratamiento profesional, en el que la nutrición es un pilar de la belleza.

» Protección. Tras el sérum, aplicaremos una crema con factor de protección solar UV de amplio espectro, adaptada a nuestras necesidades particulares. Hoy día existen buenas opciones en el mercado que además incluyen activos que nos protegen también de los contaminantes urbanos y la luz azul como la Luteína o el extracto de cacao. Está claro que tú eres la mejor consejera de tu clienta, y que dispondrás y estarás informado de los mejores cosméticos que cumplan con este requisito.

» Puntualmente. Durante la jornada, podremos vaporizar sobre el rostro (maquillado o no) una bruma hidratante cada dos o tres horas. A diferencia de las aguas termales que calman y refrescan, pero pueden resecar, esta nueva categoría de productos aporta hidratación sin grasa y activos hidratantes de rápida absorción como el Ácido Hialurónico, Glicerina vegetal y vitaminas.

» Reparación. Cada noche tras la triple limpieza, nos aplicaremos sérums, cremas y contornos de ojos altamente hidratantes y nutritivos que contengan activos reparadores y emolientes como el aceite de Moringa, de probadas cualidades reparadoras y desintoxicantes de los contaminantes urbanos, así como la Alantoína calmante y el extracto de hojas de Olivo.

Sin duda, una lección y consejo experto a practicar y no olvidar, siempre en manos de la belleza profesional.