Hace poco se encontró un sistema para programar una célula adulta y lograr que se comportase casi como una célula embrionaria, produciendo cualquier tejido. Pero el rendimiento de células madre pluripotentes inducidas (iPS) era nefasto: ¡apenas el 0,01%! En el Instituto de Biomedicina de Guandong (China), han logrado aumentar el rendimiento multiplicándolo por cien. Un gigantesco paso. La fórmula: cultivarlas con vitamina C. Una promesa para la medicina regenerativa del futuro.
Las células madre son células cuyo destino todavía no se ha "decidido". Se pueden transformar en varios tipos de células diferentes a través de un proceso denominado "diferenciación". En las fases iniciales del desarrollo humano, las células madre, en el embrión, son "diferentes" a todos los tipos de células existentes en el organismo –cerebro, huesos, corazón, músculos, piel...
Los científicos están entusiasmados con la posibilidad de controlar el espectacular poder natural de estas células madre embrionarias para curar varios tipos de enfermedades. Por ejemplo, las enfermedades de Parkinson y de Alzheimer resultan de lesiones en grupos de determinados células del cerebro. Con la realización de un transplante de las células madre de un embrión a la parte del cerebro lesionada, los científicos esperan sustituir el tejido del cerebro que se perdió.
En un futuro próximo, la investigación con células madre podrá revolucionar la manera de tratar muchas otras enfermedades mortales, como por ejemplo las lesiones vasculares cerebrales, la diabetes, enfermedades cardiacas y hasta incluso la parálisis.
Las actitudes en relación al uso de células madre para fines de investigación y tratamientos médicos varían de un país a otro. En Alemania, por ejemplo, la extracción de células madre de un embrión humano es considerada ilegal. Muchos países aún no poseen leyes explícitas que regulen la investigación de células madre humanas. Al ser la utilización de embriones una cuestión de gran controversia en términos éticos, los científicos de todo el mundo buscan otras fuentes de células madre. El tipo de célula madre encontrada en la médula ósea de los adultos parece ser una posibilidad. Estas células madre ya presentan la posibilidad de diferenciarse de una gran variedad de diferentes glóbulos rojos a lo largo del ciclo de la vida. En el futuro, los científicos esperan manipular estas células madre adultas para que, en vez de producir únicamente glóbulos rojos, puedan producir células del cerebro, hígado, corazón y nervios.
Con todo, es probable que las células madre embrionarias presenten, mientras tanto, las perspectivas más inmediatas para nuevos tratamientos y curas.
Las células madre ni extractos de éstas se incorporan en los cosméticos. Tampoco se emplean células madre embriónicas, ni se modifica el código genético de las células. Es una forma de decir que algunas cremas “reactivan” las células madre de nuestra piel. Las últimas investigaciones con células madre han permitido crear fórmulas que protegen y reactivan las células cutáneas evitando todo el proceso anterior. Las firmas de cosmética recurren a las células madre de origen vegetal, obteniéndolas a partir de ingredientes como la manzana, las algas o las raíces. En general, son vegetales con gran capacidad de regeneración en sí mismos que puede ser aplicada a la piel.
Hay una línea de investigación abierta hoy en día por algunos laboratorios cosméticos, basada en el comportamiento de las células madre adultas de la piel –las únicas con las que actualmente se puede investigar–. Esta tendencia se ha bautizado como Cosmegenómica y se basa en el estudio genético de la piel. Y es que las células madre tienen un impresionante poder de renovación. En la piel, en concreto, se encuentran en la capa basal –la más profunda–, y su función es la de dividirse periódicamente para fabricar células hija nuevas. Pero, con la edad, y sobre todo por culpa de la radiación ultravioleta, éstas disminuyen su actividad. ¿Qué se puede hacer para frenar el declive? Como de momento las células madre que funcionan a medio gas no pueden ser reemplazadas por otras nuevas –por reticencias éticas–, se recurre a una solución intermedia. ¿Cuál? Crear el microentorno idóneo para protegerlas, porque por cada célula madre protegida se logran centenares de células hija activas.