"Nadie nace odiando a otra persona
por el color de su piel, o su origen,
o su religión”.
Nelson Mandela, famoso político, activista
contra el 'apartheid', Sudáfrica (1918-2013).
La muerte de George Floyd, de raza negra, en Minnesota (USA), a raíz de, presuntamente, los tratos recibidos de la policía en el transcurso de su detención, desencadenaba un movimiento solidario y de multitud de manifestaciones en contra del racismo en el mundo. Era, es, el bautizado como Movimiento Black Lives Matter. Tal ha sido su impacto y escala global que múltiples estamentos, asociaciones e incluso áreas de actividad, se adhirieron a dicho movimiento.
Los grandes de la cosmética, caso de L'Oréal o Unilever, manifestaron su solidaridad con esta corriente y en favor de la igualdad entre blancos y negros. Sin embargo, y a pesar de su declaración de intenciones, los usuarios denunciaron que no bastaban solo las palabras, sino que son necesarios los hechos. Rápidamente, primero Unilever, L'Oréal después, ambas marcas, entre otras, se apresuraron a asegurar que eso del ‘blanqueamiento’ o productos para ‘aclarar la piel’, iba a ser cosa del pasado, porque retirarían dichos términos y conceptos de sus folletos y etiquetado.
Según los expertos, la preferencia por la piel clara en cosmética es contundente y se asocia a "una confianza y belleza mejorada", denostando la calidad y belleza precisamente y por este hecho de las pieles más oscuras.
La cuestión es, ¿realmente este gesto servirá para algo...? Queda claro que contribuirá, pero el cambio comienza por uno mismo. La igualdad y políticas inclusivas de cuadros gerenciales, equipos y usuarios, primero y por delante.
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