Muy conocido por los amantes de la buena comida, el azafrán es una especia que se extrae de la flor Crocus sativus, aunque suele llamársela simplemente flor de azafrán. La especia se consigue al secar sus estigmas, unas partes rojas y alargadas en el centro de la flor que forman parte vital del proceso de reproducción de la planta.
El azafrán se caracteriza por su sabor amargo y su inconfundible aroma, además de por el atractivo color amarillo dorado que le otorga a los platos en los que se incluye, siendo ingrediente indispensable de muchos platos en todo el mundo, como por ejemplo la paella en España.
La dificultad y artesanía de su cultivo y recolección hacen tenga un elevado precio, de ahí el sobrenombre de "oro rojo", y de él se ha dicho que vale más que el oro y las joyas. Se necesitan unas 250.000 flores de azafrán para conseguir un kilo de especia pura, y su precio en España, con denominación de origen, rondaba los 3.000 euros en 2010, aunque en otros países como Irán suele venderse más barato.
En la historia de la belleza
A lo largo de los siglos, han sido muchas las referencias del uso del azafrán más allá de la gastronomía, especialmente por su coloración y su aroma. La pionera en tratamientos de belleza, Cleopatra, ya lo añadía a sus baños para preservar su belleza, y la Grecia y Roma clásicas apreciaban mucho su perfume y se tintaban el cabello con él.
También era utilizado por los árabes por sus propiedades medicinales anestésicas y antiespasmódicas, y se cree que fueron ellos quienes introdujeron el cultivo de la flor en territorio español.
Hoy en día todavía forma parte de algunos rituales de belleza que han pasado de generación en generación, como los de las mujeres marroquíes, que lo mezclan con rosas, aceite de argán y henna para hidratar, iluminar y suavizar la piel y el cabello.
En la cosmética actual
La industria cosmética actual no había olvidado el azafrán, y seguían realizándose estudios buscando su aplicación en productos de belleza modernos.
En uno de estos estudios, la compañía Yves Saint Laurent ha descubierto que el azafrán tiene una alta concentración en glicanos, un polisacárido capaz de actuar sobre las células para mantenerlas nutridas y sanas durante más tiempo, un efecto similar al ejercido por los ya conocidos colágeno y ácido hialurónico.
Esto significa que el azafrán ejerce sobre la piel una importante acción antiedad, con propiedades antiarrugas y antimanchas, razón por la cual Yves Saint Laurent ha decidido sacar una nueva línea de productos antienvejecimiento cuya base es el azafrán. Gran parte de esta acción se debe al crocín, elemento de la especia responsable de dar el tono dorado a la comida, cuyas propiedades antioxidantes mejoran el funcionamiento de las células, disminuyen la inflamación y controlan las enzimas responsables de la aparición de las manchas en la piel.
Todo esto se suma a los múltiples beneficios del azafrán sobre la piel, que han ido pasando de madres a hijas en milenarias recetas de belleza: además de aclarar y rejuvenecer la piel, la deja suave e hidratada, limpia y libre de impurezas y acné. También actúa de forma similar sobre el cabello, con el resultado de un pelo brillante y fortalecido.