Apitoxina o veneno de abeja: ¿alternativa natural al bótox?
Tras la baba de caracol, la placenta de tortuga o el cianuro de serpiente, llega el turno del veneno de abeja
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El veneno de abeja o bee venom en inglés, al que muchos denominan como alternativa natural y orgánica al bótox, tiene, según algunos estudios, un efecto similar a la toxina de serpiente, aunque 30 veces superior a ésta. Favorece la circulación de la sangre, lo que hace que la piel tenga un aspecto más joven. También contribuye a renovar la piel porque fomenta la producción de colágeno y la reparación de las células dañadas gracias a sus propiedades regenerativas y antibacterianas. Además, actúa como barrera protectora contra los radicales libres.
La apitoxina es el veneno secretado por las obreras de varias especies de abejas, que lo emplean como medio de defensa contra los predadores y para el combate entre abejas. En las especies venenosas, el ovipositor de las obreras se ha modificado para transformarse en un aguijón barbado.
No es una sustancia simple, sino una mezcla relativamente compleja. Aunque los efectos suelen atribuirse a la acidez del compuesto, en realidad el ácido fórmico apenas está presente, y sólo procede de una de las dos glándulas implicadas en la secreción del veneno. Una de estas secreciones es ácida. No obstante, la más activa de ellas aparece como un líquido fuertemente alcalino formado por una mezcla de proteínas, principalmente el polipéptido citotóxico melitina (fórmula química: C131H229N39O31).
Se emplea a veces medicinalmente -en la llamada apiterapia o apitoxoterapia-, como tratamiento complementario o alternativo para el alivio sintomático del reumatismo y otras afecciones articulares, por las pretendidas propiedades antiinflamatorias del péptido 401, la apamina, eficaz supresora del dolor, análgesico, la melitina, que actúa sobre el sistema inmunológico corrigiendo ataques de anticuerpos hacia las articulaciones y la mielina.
La apitoxina debe su nombre al ingeniero agrónomo Eduardo Martínez Rubio, quién en 1936 realizó la desintegración del veneno de abeja, mientras trabajaba para el Instituto Bioterapico DISPERT, en Uruguay.
Secreción
La apitoxina es secretada por los ejemplares hembra de varias especies de abeja, que utilizan el ovipositor para inocularla. No sólo las obreras disponen de ella, sino también las reinas, aunque es raro que éstas empleen su aguijón.
La secreción proviene de varias glándulas ubicadas junto a la base del aguijón; éstas están compuestas de células dotadas de canalículos, y morfológicamente recuerdan a dos sacos unidos a tubos cilíndricos, que conducen la secreción hasta el extremo del aguijón. La configuración exacta varía; en las Apinae, Andrenidae y Bombinae los tubos se unen cerca de su origen, mientras que en Vespinae, Polistinae y Eumeninae desembocan por separado. A su vez, en Sphecinae, Phylantinae y Cabroninae presentan ramificaciones. Una delgada cutícula aísla el veneno secretado de los tejidos sensibles.
Además de los tejidos secretores ubicados en la sección tubular, las abejas poseen un segundo grupo secretor, llamado glándulas sinuosas, que en algunas especies aparece morfológicamente integrado.
Composición del veneno de abeja
Las glándulas principales secretan un líquido fuertemente alcalino, compuesto en un 52% por melitina; además de ésta, contiene apamina (una neurotoxina), adolapina (un analgésico), fosfolipasa (una enzima que destruye la membrana celular atacando los fosfolípidos que la componen, inactiva la tromboquinasa e inhibe la fosforilación oxidativa), hialuronidasa (un vasodilatador y hemolítico, que ayuda en la dispersión del veneno), histamina, dopamina y noradrenalina.
El efecto fundamental del veneno es citotóxico, destruyendo las membranas celulares e induciendo a los receptores de dolor a percibir un daño mayor del que realmente se ha infligido. Las glándulas sinuosas, a su vez, producen una toxina ácida...
Origen del veneno de abeja
Hace más de 100 años, un médico austriaco descubrió, de manera accidental, el efecto curativo del veneno de abeja al ser atacado por un enjambre. El médico, quien padecía un estado avanzado de artritis reumatoide, notó a los pocos días del ataque que su problema de artritis mejoraba rápidamente.
Este suceso motivó al Dr. Philip Terc, durante el resto de su carrera, a tratar con veneno de abeja a más de mil pacientes con diversas enfermedades de tipo reumatoide. Años después, en 1906, se publica un libro con los resultados de su trabajo. Con este libro nace de manera formal el tratamiento con veneno de abeja.
¿Qué es la apiterapia y el tratamiento del veneno de abeja?
La apiterapia es el tratamiento a los padecimientos o enfermedades utilizando algún producto de la abeja, tal como la miel, el polen, el propóleo, la jalea real y el veneno.
La miel, el polen, el propóleo y la jalea real, son de administración oral y están incluidas con la herbolaria en el tratamiento de enfermedades agudas. Por otra parte, la utilización del veneno de abeja es un método curativo utilizado primordialmente en el tratamiento de enfermedades crónicas. En el tratamiento con veneno de abeja, se inyecta en la piel el veneno ya sea a través de inyecciones o con abejas vivas, en cantidad y ubicación de acuerdo al padecimiento.
El veneno de abeja contra el sida
Un grupo de científicos de la Universidad de Washington ha demostrado que el veneno de abejas puede convertirse en un arma eficaz para combatir el sida. Los investigadores usaron nanopartículas cargadas con veneno de abeja y con ello eliminaron el virus VIH sin dañar las células sanas.
El estudio ha abierto una puerta a la lucha contra el sida, una enfermedad que aunque se mantiene controlada con fármacos, todavía carece de una cura definitiva.
Las conclusiones de la investigación han revelado que el veneno de las abejas tiene una potente toxina, la melitina, que puede agujerear la envoltura protectora que rodea a ciertos virus, como el del VIH, según ha publicado The Huffington Post.
Los investigadores de la universidad de Washington añadieron una protección sobre la superficie de las nanopartículas, logrando que la toxina cargada en estas no dañara a las células normales. Es decir, una vez que las nanopartículas entran en contacto con las células normales, simplemente rebotan sin hacer ningún efecto sobre ella.
Joshua L. Hood, uno de los investigadores que realizó el estudio, aseguró que una de las ventajas de este método es que la nanopartícula ataca a una parte esencial de la estructura del virus. Además, ha señalado que la melitina cargada en nanopartículas podría servir para eliminar también a las células tumorales.
Un gel que evitaría el contagio del sida
El investigador ha explicado que la idea es que la gente pueda utilizar un gel especial como medida preventiva para detener la infección inicial en aquellos lugares donde el VIH tiene más actividad. Además de la prevención en forma de gel vaginal, Hood también considera que las nanoparticulas con melitina podrían emplearse potencialmente como terapia para infecciones de VIH ya existentes, especialmente aquellas que son resistentes a los medicamentos. El grupo de investigadores subraya que será necesario llevar a cabo más pruebas, porque por el momento éstas solo se han realizado en células de laboratorio.
Dos firmas inglesas de cosmética ya incorporan el veneno de abejas
La firma de cosmética inglesa Rodial trata de dar una solución eficaz a este problema con la nueva línea de tratamientos Bee Venom, que ha lanzado al mercado tras el éxito obtenido con los productos a base de sangre de dragón, savia de color rojo de un centenario árbol africano.
La inglesa Deborah Mitchell, ex miss Gran Bretaña y ahora esteticista facial de renombre y favorita de la duquesa Camilla Parker, realiza tratamientos con veneno de abeja. Según publicó el periódico británico The Mirror, Kate Middleton se sometió a este tratamiento antes de su boda, al que también han caído rendidas Gwyneth Paltrow, Claudia Schiffer, Kylie Minogue o Victoria Beckham.
Precisamente Deborah Mitchell ha creado una línea de cosméticos formulados con veneno de abeja denominada Heaven by Deborah Mitchell. La línea se compone de mascarillas, hidratantes, con y sin color, aceites faciales reparadores y contornos de ojos.
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