La conocida como marca blanca, correctamente llamada marca del distribuidor, marca genérica o marca propia, es la marca perteneciente a una cadena de distribución. Las marcas blancas se han considerado tradicionalmente una estrategia B2C (abreviatura de Business-to-customer, "del negocio al cliente", en inglés). Además, las tiendas descuento apuestan por las marcas del distribuidor con una mejor relación calidad/precio.
El sector de las marcas blancas tuvo su estallido comercial en 2004 y se acentuó aún más a partir de la crisis económica en España. Las familias gastan casi un 40% de su presupuesto para la compra en productos de marca blanca. Los precios atractivos y una calidad bastante aceptable hacen que algunos productos sean muy atrayentes en su versión "marca blanca".
Los precios atractivos y una calidad bastante aceptable hacen que algunos productos sean muy atrayentes en su versión "marca blanca".Los productos de maquillaje y cosmética han alcanzado ya más del 20% del gasto total en productos de marca blanca. En Guías Amarillas explican: “El cambio de hábitos del consumidor hacia las marcas blancas comenzó en 2004 y la crisis ha acelerado este fenómeno. Los productos cosméticos y de higiene han seguido la tendencia de los productos de alimentación y limpieza, ya consolidados en el mercado. Las empresas dueñas de grandes superficies y cadenas de supermercados readaptaron sus productos de marca blanca para ofrecer una mejor calidad a un precio menor y competir con las grandes marcas que, anteriormente, acaparaban toda la cuota de mercado."
Pero no todo es ahorro y aumento del consumo. Los centros de estética comentan que el sector profesional se ve amenazado y, si ya era difícil competir con la cosmética de perfumería, ahora llega el low cost y hace la crisis más notoria aún para el sector de la estética y la belleza profesional. Las revistas femeninas de quiosco, portales de Internet y numerosos dermatólogos no protegen al sector de la belleza profesional. Al contrario, incentivan la compra de cosmética de bajo coste. Los buenos tratamientos de los centros de estética se pretenden sustituir por productos de marcas blancas y bajos precios, aprovechando el momento de recesión económica.