Los especialistas advierten de que los rellenos dérmicos, que en Reino Unido tiene las mismas regulaciones que los cepillos de dientes, podrían causar un daño sin precedentes.
La revisión independiente añadió que las cirugías cosméticas han sido "trivializadas". También ataca a las compañías sin escrúpulos que ponen los beneficios por encima de la salud de sus pacientes.
Desde productos para rellenos hasta implantes de pecho, la industria de procedimientos cosméticos está en auge. Sólo en Reino Unido, su valor pasó de 1.100 millones de dólares en 2005 a más de 3.500 millones en 2010. Y se estima que para 2015 el valor de la industria se duplique, es decir llegue a 7.000 millones de dólares.
Preocupación por la vulnerabilidad de los pacientes
El mayor crecimiento está en los procedimientos no quirúrgicos, como las inyecciones de relleno para las arrugas, el bótox y la depilación láser; un área de la cosmética que según el informe "no tiene casi regulación".
Los expertos descubrieron que los procedimientos no quirúrgicos, que pueden tener desenlaces muy negativos, son tratados de la misma forma casual como la gente se tinta el cabello durante la hora del almuerzo o en las cada vez más comunes "fiestas de belleza".
"Lo más sorprendente es que cualquier persona, en cualquier parte y a cualquier hora puede hacerle un relleno a alguien, y esto es algo que no debiera ocurrir", dijo Bruce Keogh, jefe del informe.
A nivel europeo, los implantes y la utilización de bótox están regulados y clasificados como medicamentos.
La razón por la que en suelo británico los rellenos no están regulados se debe a que se considera que no tienen un propósito médico, por lo que tienen el mismo tratamiento que un cepillo de dientes o un bolígrafo. En Europa hay 190 productos para realizar rellenos, mientras que en Estados Unidos hay 14.
Mala praxis que pide a gritos una regulación
Bruce Keogh también señaló que las ofertas de tratamientos estéticos, como los de dos por uno o las rifas de implantes de senos, eran formas "particularmente desagradables" de incentivar a la gente a que se someta al bisturí.
También hubo cuestionamientos respecto a la seguridad. Según el informe, en algunas partes del sector privado no se revisa la cualificación de los cirujanos.
El informe fue una iniciativa que surgió después del miedo global causado por implantes mamarios realizados por la firma francesa Poly Implant Prothese (PIP). Estos implantes estaban rellenos de una silicona industrial que era dos veces más propensa a romperse que otros implantes.
A Catherine Kydd, de 40 años, se le rompieron los implantes. "¿Por qué es aceptable que tenga que vivir el resto de mi vida con silicona industrial en mis ganglios linfáticos debido a que esta industria no tiene una regulación apropiada?", se pregunta Kydd.
Su historia no es inusual. Michael Saul es un abogado que representa a víctimas de mala praxis de procedimientos cosméticos, incluyendo a un paciente que quedó ciego de un ojo inmediatamente después de que le inyectaran un relleno dérmico.
"Beneficios antes que la salud de los pacientes, eso es lo que está pasando. Se vende la cirugía como muy segura y eso está mal", comenta Saul.
Por su parte, Sally Taber, directora de Servicios Independientes de Atención a la Salud, que representa a la industria de los cosméticos, dijo que el informe era bueno. "Hay tanta mala praxis allá afuera, que esto se agradece". Mientras, la Asociación Británica de Cirujanos Plásticos mostró "alivio" por los resultados del estudio, pues su posición es que los rellenos dérmicos se clasifiquen como medicamentos.
Origen del estudio
Un grupo independiente de expertos criticó al sector británico de las cirugías cosméticas por no proteger a sus pacientes adecuadamente y pidió controles más estrictos a raíz de un escándalo de implantes de senos en Europa el año pasado, que dejó a decenas de miles de mujeres con implantes de silicona baratos propensos a rupturas.
Al revisar la regulación de los procedimientos cosméticos, el grupo dijo que todos los hidratantes epidérmicos para eliminar arrugas deberían estar disponibles sólo bajo receta médica, y que todos los practicantes -desde médicos hasta esteticistas que inyectan bótox- deben estar calificados adecuadamente.
El grupo de expertos, cuya tarea fue asignada por el Departamento de Salud de Gran Bretaña, también pidió la creación de un registro de implantes y otros dispositivos médicos y un defensor de los pacientes de la atención médica privada, entre otras sugerencias.