Agua de glaciar, un nuevo y lucrativo negocio premium

Cazador de icebergs, un nuevo y lucrativo comercio en cosmética, por ejemplo, y no solo para los husmeadores y 'conseguidores' de este agua de los polos, sino para aquellos avispados que hagan del agua de glaciar el principal reclamo de su venta, producto o servicio.

La noticia saltaba recientemente. La industria del agua se ha adentrado en el mercado del lujo y ya mira hacia los glaciares del planeta. La empresa Svalbardi, por ejemplo, vende agua sacada de icebergs del archipiélago de Svalbard (que pertenece a Noruega), en el Ártico, por aproximadamente 94 euros la botella de 750 mililitros.

Un nuevo negocio en ciernes

Por otro lado, el canadiense Edward Kean extrae agua de icebergs y la vende a comerciantes locales que la embotellan o mezclan con alcohol o la incorporan a sus fórmulas magistrales como la panacea de la belleza y la salud.

El negocio es jugoso. Y la polémica está servida, en bandeja 'helada', por cierto.

Aunque el agua es un derecho humano, mucha de ella, tiene precio. Que se lo digan si no a nuestros dos protagonistas, Svalbardi y Edward Kean. De hecho, incluso la ex miembro de Naciones Unidas sobre el Derecho al Agua Potable y al Saneamiento, Catarina Albuquerque, sostiene que no tiene por qué ser gratis.

¿Debería considerarse el agua de glaciar patrimonio de la humanidad?

Cazadores de icebergs

Dyna-Pro, otra firma 'cazadora de glaciares', llena botellas de vidrio de diseño limpio con agua de iceberg y las vende por 16 dólares canadienses (11 euros) cada una, un nuevo producto de nicho dirigido a clientes ricos y dando a la pequeña empresa ambiciones de internacional. "Hoy, con el agua del iceberg, probablemente somos más grandes de lo que hemos sido nunca. Exportamos nuestras botellas de vidrio al extranjero, a Europa, Singapur, Dubai, y acabamos de firmar clientes en Oriente Medio", asegura Kerry Chaulk, gerente de la compañía.

Auk Island Winery, en el pueblo turístico islandés de Twillingate, hace alcohol de bayas silvestres a partir del agua del iceberg, vendiendo a un precio de 8 a 70 euros una botella. "Utilizamos agua de iceberg porque es el agua más clara y limpia disponible en el planeta. Le da un sabor muy puro a todo lo relacionado con él", explica Elizabeth Gleason, una empleada de la pequeña tienda.

Una nueva industria y comercio curioso al menos, teniendo en cuenta que el descenso del flujo de icebergs de Terranova es uno de los síntomas de aceleración del cambio climático en el Ártico, que se está calentando tres veces más rápido que el resto del mundo.

Pero la historia no se queda ahí, el gobierno de Tíbet aprobó, en 2015, licencias para que docenas de compañías chinas explotaran los glaciares del Himalaya al objeto de elaborar agua embotellada premium.

Otro visionario, Jamal Qureshi, dueño de Svalbardi, es un bróker de Wall Street que tuvo la idea de entrar el negocio del agua de lujo en 2013 en el mercado internacional y volver del Ártico con agua derretida de un iceberg para su mujer. El producto se vende, en exclusiva, en los almacenes de lujo Harrods, en Londres, y a través de su página web. Svalbardi usa una grúa y una red para sacar 30 toneladas de hielo al año, que son transportados en un barco para ser derretido.

Algunas voces han alzado y han hecho oír su preocupación al respecto, aunque lo que parece claro es que, al contrario que el cambio climático, esta extracción, en cuanto a cifras actuales, no parece dañar a los glaciares ni ir en detrimento de su supervivencia. Los expertos aseguran que la extracción de agua de glaciar actual no genera problemas en el ecosistema local, algo que sí podría suceder por la contaminación de los barcos que realizan la labor.

Además, existe otra discusión, ¿qué aporta realmente el agua de glaciar a la belleza y la salud?

A la espera de dar respuesta a este interrogante, sin embargo, el agua de glaciar, hoy por hoy es un valor añadido para el consumidor que esta dispuesto a pagar su precio, que es oro líquido por el momento.