Parece que el agua de abedul le lleva ventaja a su contrincante tropical, debido a sus numerosos beneficios en los ámbitos de la salud y la belleza. Por ejemplo, sus propiedades antienvejecimiento en el cuidado y tratamiento de la piel. En el mercado, ya se pueden hallar numerosas firmas de cosméticos que ofrecen cremas hidratantes, con efectos reparadores y regeneradores, para pieles maduras e incluso aquellas que reflejan las primeras arrugas.
El abedul y sus propiedades terapéuticas
Este árbol aromático, de corteza blanca y hojas caducas, puede alcanzar hasta los 30 metros de altura. El abedul, que abunda en los bosques húmedos y alamedas de Europa, América y Asia, es una de las 103 especies vegetales con beneficios terapéuticos, beneficios diuréticos, bactericidas, analgésicos y antipiréticos reconocidos. Así consta en el libro Medicamentos Herbarios Tradicionales, publicado por el Ministerio de Salud en el año 2009.
La corteza del abedul (betülla en latín) es diurética, laxante -útil para combatir el estreñimiento y las hemorroides- y adelgazante, por eso se incluye en algunas dietas. Las hojas son beneficiosas para la piel. Cuentan con propiedades astringentes para tratar manchas, granitos, puntos negros y otras afecciones cutáneas. Además, las hojas fortalecen el cabello y constituyen un remedio eficaz contra la caída del mismo.
¿En qué consiste el agua de abedul?
El agua de abedul se fabrica con la savia del árbol. Se produce de forma respetuosa. La cosecha se efectúa una vez al año, con el inicio de la primavera. Tras el letargo invernal, la savia de los abedules empieza a fluir desde las raíces al resto del árbol.
Considerada bebida tradicional en Bielorrusia, Ucrania, Rusia, Lituania, Latvia, Estonia, Finlandia y otras zonas del norte de Europa y China, esta savia es refrescante y agradable al paladar. Además, contiene muchos componentes naturales provechosos para el organismo: azúcares saludables, ácidos de frutas, potasio, calcio, fósforo, magnesio, manganeso, zinc, sodio y hierro, por citar algunos. Rica en potasio, el agua de abedul es muy hidratante. También aporta saponinas que contribuyen a reducir el colesterol.
Las virtudes de esta savia en el sector belleza
La savia de abedul posee propiedades diuréticas, drenantes y desintoxicantes. En forma de bebida o tisanas, la savia ayuda a eliminar líquidos y depurar el organismo. De ahí que se haya puesto de moda en dietas de adelgazamiento. Gracias a sus componentes nutritivos, esta bebida ayuda a paliar la ansiedad por la comida en regímenes de adelgazamiento.
Del agua de abedul también cabe destacar sus virtudes contra la celulitis. De hecho, este líquido de aspecto claro es efectivo para combatir la piel de naranja. Algunas firmas cosméticas elaboran aceites anticelulíticos a base de hojas de abedul entre sus principios activos.
Efectos liposolubles aparte, esta savia también se emplea en cosmética como un factor natural de hidratación. Es decir, un activo que promueve la hidratación profunda porque fija en su molécula hasta 10 moléculas de agua y disminuye la sequedad en piel y cabello. Asimismo, fortalece la barrera de la piel.
La savia también actúa como factor de crecimiento de fibroblastos, impulsando la regeneración cutánea y estimulando la formación de colágeno. Es rica en activos antienvejecimiento como ácidos orgánicos, taninos, calcio, potasio, hierro, hormonas vegetales, glucosa y sustancias de alta acción antimicrobiana. Así pues, los usos cosméticos del agua de abedul se resumen a continuación:
- Hidrata, suaviza y tonifica la piel.
- Limpia y purifica la piel, siendo útil en casos de acné, granitos y puntos negros.
- Contiene propiedades astringentes que la prescriben para tratar manchas e imperfecciones de la piel.
- Es un anticelulítico de eficacia probada.
- Propiedades antisépticas.
- Útil en cosméticos para pieles maduras, debido a sus activos antienvejecimiento.