La tripulación de los aviones podría tener un mayor riesgo de padecer cáncer de piel y de mama que el resto de la población. Así de alarmante suena el titular y principal conclusión de al menos tres estudios científicos sobre el mismo tema que además, han coincidido en cuanto a publicación en las páginas de la revista Occupational and Environmental Medicine. Se calcula que la tripulación de vuelos comerciales (dependiendo de la duración, ruta o altitud de sus desplazamientos), puede estar expuesta a una media de 3-6 miliSieverts (mSv), una cifra de radiación comparable a la de los trabajadores de una planta nuclear. Sin embargo, la realidad es que los científicos también saben del peso de otros factores como el estilo de vida, la alimentación y otras reglas referidas al cuidado de cuerpo y mente, por lo que estas noticias, junto a otras de similar tinte sensacionalista, nunca terminan realmente de comprobarse o de ser asimiladas por completo por la sociedad y los estamentos afectados.
Volar perjudica seriamente... ¡la belleza!
Lo que sí está claro es que volar perjudica la belleza, y por ende, la salud, sobre todo en lo referido a la piel y el cuerpo en general.
Queda patente y demostrado que el espacio reducido del avión, la presión de la cabina y el aire seco crean un ambiente que favorece la deshidratación, el estreñimiento, la fatiga, el dolor de cabeza o la trombosis venosa. El riesgo de contraer determinadas enfermedades es también más elevado que en cualquier otra circunstancia referida a la vida normal.
Otro estudio, esta vez de la Universidad de Alabama (EE UU), añade que bacterias como la E. coli, causante de infecciones de orina y diarreas, pueden sobrevivir hasta una semana dentro de un avión. A todo ello se suma:
- 100 veces más riesgo de catarro, por la condensación de aire.
- Dificultad para la circulación sanguínea, lo que aumenta el riesgo de coágulos.
- Fatigas y dolor de cabeza, incluso migrañas, en aterrizajes y despegues.
- Boca, nariz y piel mucho más secas.
Cronología del desastre
Y es aquí donde entramos a analizar los efectos del vuelo sobre la piel y, por lo tanto, sus contraindicaciones para la belleza.
"Los cambios de presión atmosférica, unos niveles de humedad ambiental del 8% (cuando descender del 20% ya supone una dura prueba para la epidermis), los materiales que revisten las cabinas y que tienen hasta 5.000 elementos volátiles (hidrógeno, carbono, flúor, cloro, bromo...), la cantidad de rayos solares que atraviesan las ventanillas y afectan a la piel como los infrarrojos o los rayos X de acción glicante del ADN... Todo esto convierte el avión en un escenario "hostil", explican los expertos de Sepai, marca especialista en cosmética.
A lo que añaden su 'cronología del desastre':
- Al embarcar. La piel ya nota los estragos del aire acondicionado o la calefacción y la falta de ventilación natural de los aeropuertos. Una vez cruzado el finger, lo más habitual es que ya esté ligeramente deshidratada y más frágil.
- Mientras te abrochas el cinturón. La escasa humedad ambiental de la cabina deshidrata la piel.
- Altura de crucero. El cambio de presión altera el film hidrolipídico que protege la piel. A 35.000 pies de altura la llega menos sangre a la piel y se percibe una pérdida de tono.
- Una hora después. Para contrarrestar la presión exterior, el interior del avión se presuriza con aire acondicionado de baja humedad, y esto hace descender los niveles de oxígeno dérmicos. La deshidratación de la piel ya se ha reducido en un 5%.
- A las tres horas. La alta concentración de anhídrido carbónico del entorno (5 veces superior a la del aire natural) asfixia la epidermis y apaga el tono de la piel. La hidratación de la piel disminuye un 20% más.
- Después de ocho horas de vuelo. La baja presión provoca que el aire de dentro de nuestro cuerpo se expanda y la circulación se ralentice. Las piernas están hinchadas y pesadas.
- Aterrizando. La piel está tirante y grisácea y se tiene sensación de pelo "sucio". Después del vuelo, la cantidad de rayos solares que han atravesado el avión han provocado una glicación del ADN de la piel.
Y un tip que por extendido debe ser igualmente rechazado. "Pulverizar un mist o agua termal sobre la piel a bordo del avión puede ser contraproducente para la piel si se hace con mucha frecuencia, y si no se absorbe en al menos 20 segundos una vez aplicada. Están formulados con ingredientes humectantes y el producto se queda sobre la piel y puede agravar la deshidratación".
Acné de azafata
Las azafatas, como consecuencia de los horarios irregulares que sufren debido a su trabajo, no duermen según un ciclo normal de sueño, ni a las mismas horas. Un día pueden dormir siete horas, otro día pueden dormir diez y otro pueden dormir seis, muchas veces siguiendo diferentes horarios.
Esa irregularidad y alteración dentro de sus ciclos de sueño, hace que se les dispare la hormona ACTH, una hormona polipeptídica producida por la hipófisis y que estimula a las glándulas suprarrenales. Como consecuencia de ello, es común que sufran problemas de hiperproducción de sebo, teniendo el pelo más graso y sufriendo a veces problemas en la piel, comedones, pápulas y pústulas, etc., entre otras.
Es cuando se impone no sólo la estricta rutina diaria en el cuidado de la piel, sino también el tratamiento específico. Acudir regularmente a su clínica dermatológica es obligado: microdermoabrasión (peeling químico), mesoterapia con vitaminas, IPL o algunas de las tecnologías más novedosas, es el paso a dar para regenerar y mejorar la calidad de las capas superficiales y más profundas de la piel.
Los tips de la azafata
Así que, según opinan los expertos, los mejores consejos para no envejecer antes de tiempo, si lo nuestro es subir a un avión detrás de otro son:
» Un estilo de vida saludable, lo cual supone como todos sabemos la práctica de ejercicio y la correcta y más sana y natural alimentación.
» Frutas y verduras, los principales aliados.
» Maquillar y demaquillar, ¡nunca olvidar!
» Acudir al especialistas si existe alguna alteración, caso del denominado 'acné de azafata'. La consulta obligada sería en este caso, la de Dermatología.
» Por supuesto, regalarse los rituales necesarios en el centro de estética de confianza y al que se acuda habitualmente y confiar plenamente en el consejo de los expertos.
El experto eres tú
Y una vez llegados hasta aquí, ¡sí! El experto o experta eres tú, como profesional de la belleza, formado y al frente de un centro al que acuden y en el que confían tus clientes. Así que, a lo leído hasta el momento, para aumentar tus conocimientos, te proponemos y refrescamos algunos de los tratamientos, tips y cosméticos #topten, que te ayudarán a dar respuesta a las necesidades de las pieles que 'vuelan'.
Se calcula que la tripulación de vuelos comerciales (dependiendo de la duración, ruta o altitud de sus desplazamientos), puede estar expuesta a una media de 3-6 miliSieverts (mSv), una cifra de radiación comparable a la de los trabajadores de una planta nuclear.28 días de regeneración facial Hydralift FX, el programa y plataforma preferido por los centros de belleza.
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