Vómito de ballena en perfumes de lujo, extracto de cochinilla en lápiz labial, semen de toro en productos para el cabello... Leyendo las formulaciones de cosméticos entre líneas, a veces descubrimos sustancias increíbles y que por mucho que el movimiento cruelty free sea una tendencia anunciada y exigida por el nuevo paradigma del consumo, deja a fabricantes y otros agentes de la industria de la belleza y la cosmética fuera de juego. Sobre todo si lo que pretendemos es dar respuesta al nuevo estándar natural y libre de crueldad animal que exige la total exención de esta práctica en el proceso.
Recientemente, ha aparecido y se ha difundido la lista de los 7 ingredientes más 'extraordinarios' en cosmética y maquillaje, procedentes de animales. Y son, a pesar de lo increíble que suenen, muy, muy utilizados.
Ámbar gris, el perfume.
Uno de los perfumes más caros del planeta. Y sin embargo, el ámbar gris es, ¡sí!, una secreción intestinal de cachalote. Una sustancia muy fragante, aceitosa e inflamable, de color oscuro, de gris a negruzco. Paradójicamente, y en origen, su olor es ciertamente desagradable.
Como por arte de magia, después de varios meses de maceración, se convierte en un aroma almizclado, que recuerda al tabaco. Pero su propiedad principal está en otros lugares: además de su olor muy específico, el ámbar gris fija las otras fragancias con fragancias fugaces.
En el pasado, el ámbar se vendía más caro que el oro o las gemas. Hoy en día, debido a su coste -entre 7.000 y 15.000 euros por kilo- se sustituye por moléculas sintéticas. Sin embargo, algunos perfumes todavía contienen ámbar gris natural, como Mitsouko (Guerlain) Amber Night (Dior) o Amber Sultan (Lutens).
'Cochinillas' para los labios.
La cochinilla es un insecto, cercano a los áfidos, que, para protegerse de sus depredadores, produce ácido carmínico. Un ingrediente que se ha utilizado durante mucho tiempo para hacer un tinte rojo que ya usura la mismísima Cleopatra.
No solo las cochinillas, otros insectos también son triturados para desarrollar los pigmentos de los labiales de distintos tonos bermellones y rosados.
Esperma de toro, directo a nuestro pelo.
El esperma de toro, rico en proteínas, encaja a la perfección en la composición de ciertos productos para el cabello. Superpopular en Reino Unido, bajo el membrete de 'viagra del pelo', en una loción de esperma del toro y proteínas vegetales, consiguiendo una loción con la que se masajea el cuero cabelludo justo después de usar el champú.
El cabello no es el único que se beneficia de las propiedades de este ingrediente en particular. Croacia y Japón también lo utilizan en tratamientos antienvejecimiento. Estos dos países comercializan varias líneas de productos basados en espermatozoides de toro, aunque no aparezcan concretamente así llamados en sus etiquetas.
Aceite de hígado de tiburón, suavizante.
Muchas cremas o bálsamos labiales todavía contienen escualo, una sustancia derivada del hígado del tiburón. Principalmente en Asia, porque la Unión Europea prohíbe ahora la captura de especies de aguas profundas, apreciadas por su hígado agrandado.
Las marcas de cosméticos occidentales ya lo han sustituido por aceite de origen vegetal (oliva, caña de azúcar), menos concentrado y menos puro. Este no es el caso de las empresas asiáticas, que siguen utilizando aceite de hígado de tiburón.
Grasa de oveja, supersuave.
Tiene un bonito nombre que te hace olvidar su origen. Ampliamente utilizado en farmacia y cosméticos, la lanolina, apodada "grasa de lana" o "cera de lana", se obtiene mediante la purificación y refinación de la grasa que recuma de las glándulas sebáceas de las ovejas tras la cizalla o esquilamiento.
Es químicamente una cera, una mezcla de ésteres y ácidos grasos con alcoholes en dosis moleculares altas. Es uno de los pocos productos animales aprobados por etiquetas orgánicas (Naturaleza y Progreso, BDIH).
Emolliente, la lanolina suaviza y suaviza la piel mientras la protege.
Tierra de Diatome, arrasa con todo.
Nunca mejor dicho. Y aunque no se trata enteramente de maltrato animal entendido al uso, sí que esquilma el fondo y riqueza de los mares. Se trata de una roca sedimentaria tanto orgánica como fósil. La tierra de Diatome proviene de la descomposición y depósito de microalgas (diatomeas) en el lecho sedimentario del fondo marino.
Fosilizadas durante millones de años, las conchas de diatomeas producen una roca porosa que, cuando se tritura, viene en forma de un polvo muy fino, compuesto por 80% de sílice mineral.
La tierra de Diatome hace que los platos brillen, mantiene a los insectos alejados y desodoriza las zapatillas. Pero también se usa, y aquí entramos de lleno en el mundo de la cosmética, para exfoliaciones.
¿Células humanas? Sí, has leído bien...
A reseñar un hecho histórico, aunque no se trate en realidad de un animal irracional. Hablamos del uso de algunos materiales orgánicos provenientes de la raza humana. La presentadora estadounidense Oprah Winfrey causó un escándalo en los Estados Unidos al admitir que debía el brillo de su admirada piel a una crema que contenía células de prepucio humano. La marca es más discreta: habla de fibroplastos humanos condicionados. Este componente, derivado del prepucio, promovería la producción de colágeno y una mejor regeneración de la piel.