Juanjo Ruzafa: 'Hay que valorar la veteranía para luchar contra el intrusismo en la barbería'

Tras una reforma que ha durado varios meses, la Ruzafa Barber se reinauguraba, por todo lo alto, el pasado 14 de octubre. Durante una emotiva velada, que contó con la presencia de amigos, familiares, peluqueros y medios especializados, se dio a conocer el nuevo aspecto de esta barbería, renovada pero sin perder un ápice de su esencia vintage. Juanjo Ruzafa, quien se considera barbero de "los de toda la vida", lleva las riendas de este negocio fundado en el año 1915. Considerado un experto en peluquería masculina, Ruzafa, quien forma parte de la plataforma Barberías con Encanto, compagina formaciones para el Gremio Provincial de Peluqueros de Barcelona con otras colaboraciones que incluyen sesiones de fotos, galas y rodajes cinematográficos.

Beauty Market: Básicamente, ¿en qué ha cambiado la Ruzafa Barber?
Juanjo Ruzafa: En la actualidad, el sector ha evolucionado hacia una barbería más transgresora e innovadora. Nosotros queríamos poner al día nuestro local, pero sin olvidar sus raíces. Deseábamos difundir ese bienestar de épocas pasadas, aunque dándole un aire más moderno. Hemos llevado a cabo una reforma que se ha prolongado durante seis meses, ya que me he visto obligado a combinarla con varias formaciones en algunos países extranjeros. Aun así, no hemos cerrado el negocio ni un solo día. Para que te hagas una idea, hemos cambiado el suelo e incorporado baldosas hidráulicas decorativas en algunas áreas de la barbería. Hemos logrado armonizar mobiliario actual con los nuevos sillones de barbero que imitan a los clásicos de las películas mudas. También hemos cambiado la distribución. Ahora, disponemos de una nueva zona técnica donde realizamos coloraciones y tratamientos capilares en la parte de atrás.

B.M.: Más de tres décadas como barbero. ¿Qué recuerdas de tus inicios?
J.R.: Con la crisis de los años 60, mi padre, nacido en Almería, emigró a Barcelona. Aquí se estableció y dirigió la entonces Peluquería de Caballeros Viada -hoy en día La Barberia de Gràcia- junto a Antonio Pérez. Allí empecé como aprendiz de barbero, ayudando a mi padre. Con el tiempo, quise emprender mi propio camino y puse en marcha esta barbería. Y me dediqué a ampliar mis conocimientos en peluquería masculina. Aun así, yo me considero barbero de toda la vida.
Hoy en día, el sector vive un momento álgido y escasea el perfil del barbero clásico. Aquel que sabe manejar la navaja y otras herramientas en desuso.

B.M.: Desde hace años colaboras como socio y formador en el Gremio Provincial de Peluqueros de Barcelona. En general, ¿cómo ven la evolución del sector desde la entidad? ¿En qué se debe trabajar más?
J.R.: La barbería está de moda. Esto ha provocado que más de uno perciba el sector como una oportunidad de negocio. En muchos casos, no se trabaja con la suficiente calidad. Lo que prima es hacer el servicio lo más rápido posible y recomendar productos y tratamientos, por encima del trabajo bien hecho. El low cost ha llegado, desgraciadamente, también a la barbería. La falta de preparación y experiencia de algunos profesionales está perjudicando al resto. Las barberías que incumplen los horarios establecidos y abren los sábados por la tarde y los domingos las 24 horas, también. Hoy en día, es difícil hallar la figura del barbero de oficio. Algunos peluqueros han estudiado algún curso al respecto, pero poco más. Tampoco existe una academia específica de barberos, otro error desde el punto de vista educativo. Esto es de lo que se habla en el Gremio de Peluqueros de Barcelona.

B.M.: ¿Qué aconsejarías para evitar que esta dinámica vaya a más?
J.R.: Yo sugiero crear una distinción especial para nuestro sector que valorara, de alguna manera, la veteranía en la profesión. Algunas barberías llevan más de 100 años en activo y cuentan con una reputación e imagen que se debería tener en cuenta. Esta medida iría más allá de analizar los materiales que se emplean, del cumplimiento de las medidas de prevención de riesgos laborales o la calidad del servicio prestado. En concreto, funcionaría como una especie de auditoría interna que reflejaría también estos valores intangibles de forma física, mediante un distintivo que se colocaría en la puerta del local. El cliente se sentiría apoyado en su decisión de entrar en nuestro establecimiento.

B.M.: ¿Qué se necesita para dar el salto de barbero a formador?
J.R.: En primer lugar, debes tener la seguridad de que haces un buen trabajo. En segundo lugar, debes tener claro que aún te queda mucho por aprender. A día de hoy, cuando hago una formación todavía me siento nervioso, como si fuera la primera vez. El día que no suceda así, será por qué ya no me dedico a esto. En ocasiones, debes trabajar sobre modelos nuevos, a los que no conoces. Cada formación, gala o demostración es una especie de examen para mí. Aunque tengo claro lo que quiero hacer, desconozco si es el mejor momento para ello. Tampoco sé qué me preguntarán. Te vuelves camaleónico para solucionar los problemas que puedan surgir.
Es necesario que exista una empatía entre el formador y el alumno. En un curso se dan pequeñas pinceladas sobre conceptos, formas y maneras de hacer las cosas, pero no se gana en profesionalidad. El alumno se debería quedar con pequeñas nociones sobre el temario y ganas de probarlo. Yo he llevado a cabo todo tipo de formaciones tras más de 30 años de experiencia como barbero. Nunca he dicho que no a nada. Desde talleres sobre recogidos de novias, a maquillaje, técnicas de marketing, etc. Todo ello me ha hecho crecer y aportar más conocimientos a mis alumnos. Yo intento que mis cursos sean divertidos, cercanos, ágiles y poco repetitivos. Además, me gusta establecer un feedback con la gente: resolver sus dudas y estar en contacto con ellos, aunque esa formación haya finalizado.

B.M.: Desde hace tres años colaboras como formador con el equipo de Salerm Cosmetics. ¿Cómo se inició esta relación y qué valoración haces al respecto?
J.R.: Hace unos años, puse en marcha una aplicación para móviles y quise darla a conocer entre varias firmas del sector. El equipo de Salerm Cosmetics, que ya conocía mi trayectoria, me dio la oportunidad de demostrar lo que soy: barbero. Empezaron a confiar en mi, y me contrataron como formador para algunos cursos. Posteriormente, empecé a participar en demostraciones y sesiones de fotos con famosos. Gracias a la marca, he realizado cursos en países extranjeros como Costa Rica, México y Estados Unidos -guardo recuerdos increíbles de mi estancia en ciudades como Nueva York, California, Los Ángeles, Chicago e Indianópolis, entre otras-.
Son una gente estupenda. Los técnicos te escuchan, tienen en cuenta tus inquietudes sobre los productos e intentan cubrir tus necesidades. Salerm Cosmetics tiene una gama extensa, y consolidada, para el hombre. Yo estoy satisfecho y agradecido de haber trabajado con ellos. Me han dado la oportunidad de ver mundo y mejorar a nivel profesional. He podido descubrir, analizar y comparar qué se hace en la barbería, incluso fuera de Europa.

B.M.: Básicamente, ¿qué diferencias has encontrado?
J.R.: Da la impresión que la barbería americana es más avanzada que la nuestra. Lo que sucede es que llevan mucho tiempo haciendo fades (degradados) y cortes old school. Y te digo algo más: muchos peluqueros norteamericanos, sudamericanos y españoles hacen unas nucas fantásticas. Se pueden ver unos fades extraordinarios, impolutos, con todo tipo de detalles. Pero eso sí, a máquina. Las dificultades comienzan cuando el cliente se quiere dejar el cabello algo más largo. Algunos profesionales se pierden con la navaja. En mi opinión, el barbero de toda la vida sabe utilizar todo tipo de herramientas. Los famosos fades no dejan de ser los degradados que hacían mi padre y mi abuelo en su época. Lo único nuevo que hemos importado es el nombre original en inglés. Nada más.
He tenido la suerte de viajar mucho y te aseguro que la peluquería española, sobre todo la barcelonesa, tiene muy buena imagen fuera del país. Tenemos unos compañeros que crean unas colecciones muy vanguardistas.
Otro apunte curioso. En Estados Unidos, la barbería se concibe como una profesión muy especializada. Los barberos que quieren vivir del oficio, deben hacer cursos específicos de manipulación de cuchillas. Sin embargo, esto es una utopía. Los estadounidenses se fijan en nosotros, y al revés.

B.M.: ¿En qué te inspiras a la hora de trabajar?
J.R.: Cuándo me preguntan quién es mi peluquero de referencia, yo les contesto: mi cliente, junto con las necesidades que crea el mercado. Es posible que le hayas hecho un corte de pelo con unas connotaciones y el cliente regrese a la barbería con otras. Yo me baso en lo que él me sugiere, además de lo que se vive en la calle, lo que se ve sobre la pasarela, además de las tendencias y modas que aparecen en los medios de comunicación. Parece mentira pero el universo masculino es algo conservador en términos de imagen. Hasta que no vemos un corte de pelo, un color o un complemento algo transgresor en un famoso televisivo, no nos atrevemos a llevarlo. Debe estar justificado. Sin ir más lejos, el nuevo look de Messi, ha contribuido a justificar, públicamente, las decoloraciones con tonos platinos algo matizadas. Ahora, ya nos empezamos a familiarizar con decoloraciones masculinas similares.

B.M.: De cara a los próximos meses, ¿qué proyectos tienes pendientes?
J.R.: Hemos programado algunas formaciones así como una gala solidaria con el equipo de Salerm Cosmetics, que celebraremos el próximo día 7 de noviembre, coincidiendo con el movimiento Movember. Ya no se trata únicamente de hacer difusión de todo aquello que concierne a los cánceres de próstata y de testículos. Vamos a denunciar algunos temas tabú que conciernen al colectivo masculino. Por ejemplo, los suicidios. ¿Sabías que tres de cada cuatro suicidios afectan a los hombres? Otro ejemplo es la mendicidad. El 99% de los indigentes son hombres. Estos datos no se hacen públicos pero ahí están. Nos vamos a volcar en promocionar la salud y el bienestar masculino. Ya hace cuatro años que colaboramos con el movimiento Movember. Me siento muy orgulloso de participar en una experiencia tan enriquecedora.
De aquí a finales de año, también vamos a centrar nuestros esfuerzos en el negocio, una vez renovado, y en afianzar nuestro equipo. Es posible que aumentemos la plantilla y le demos un fuerte empujón al local.

B.M.: Tengo entendido que vas a sorprender al público durante la gala del día 7 de noviembre...
J.R.: Sí, es cierto. Me he dejado barba durante mucho tiempo y me planteo un cambio de imagen. El público y las redes sociales serán testigo de mi nuevo look, bastante potente. Pero no voy a adelantar nada más. ¿Qué mejor escenario para estrenar aspecto que un acto vinculado a Movember?

B.M.: En síntesis, ¿qué es la barbería para Juanjo Ruzafa?
J.R.: Para mí, la barbería es mucho más que una manera de ganarse la vida. Le dedico una media de 12 horas diarias. El trabajo no acaba cuando bajas la persiana. La barbería es mi vida: la razón para levantarme cada mañana. Pienso y vivo de este oficio.

Galería de la reinauguración de la Ruzafa Barber