Àngel Viler: 'Ya no hay tanta alegría en el presupuesto nupcial, pero la gente se sigue casando'
Àngel Viler lleva una larga trayectoria en el mundo de la moda. Especialista en novias, ahora ha creado un nuevo concepto de asesoría estética donde es posible encontrar el mejor asesoramiento sobre cualquier tema relacionado con la boda
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Àngel Viler nos recibe en su salón, situado en un antiguo piso señorial del ensanche barcelonés. Allí, los clientes son tratados de manera individual, y pueden sentirse relajados gracias a un ambiente muy cuidado que respira calidez y confort.
Beauty Market: ¿Cuáles fueron tus inicios?
Àngel Viler: Ser peluquero siempre ha sido mi vocación. A los seis años ya hice mi primer corte, pero fue a los 16 años cuando empecé en serio. Por las tardes estudiaba y por las mañanas trabajaba en una peluquería, así que tenía la oportunidad de ir practicando lo que por la tarde estudiaba.
B.M.: ¿En Barcelona?
A.V.: Yo soy de Alicante, pero vine a Barcelona para trabajar con Marcel Montlleó. Con él estuve 12 años.
B.M.: ¿Cuándo empiezas a trabajar por tu cuenta?
A.V.: Hace unos cinco años me llegó el momento de despegar, de ponerme por mi cuenta. Antes adquirí mucha experiencia trabajando con varios peluqueros. Cada salón tiene su estilo, desde la peluquería más clásica a la más actual. De todos ellos haces un mix y escoges tu estilo personal.
B.M.: ¿Cuándo te especializas en bodas?
A.V.: Siempre me ha gustado el tema de “princesas” y “reinas”. Prácticamente lo llevo dentro. Me gusta mucho hacer recogidos y todo lo que rodea el mundo de la novia: vestidos, recogidos, maquillaje, complementos…
B.M.: Pero, ¿cuándo empezaste a despuntar?
A.V.: Marcel me dio la oportunidad de trabajar durante los doce años todo el tema de novias, de desfiles, y allí adquirí la práctica.
B.M.: ¿Disfrutas compartiendo ese momento tan especial como son los preparativos para el enlace nupcial?
A.V.: Me gusta mucho todo lo que envuelve el mundo de la novia, hasta compartir los nervios de lo que significan las bodas…
B.M.: ¿Cómo las preparas?
A.V.: Lo principal es conocer a la novia, saber cuál es su estilo. Siempre pedimos la fotografía o el estilo del vestido, y a partir de ahí creamos el recogido basándonos siempre en el estilo de la novia.
B.M.: ¿Confían plenamente en ti?
A.V.: Por supuesto. Las novias confían un 100% en mi, aunque siempre hay un tira y afloja. Por eso están las pruebas. Hay novias que en 10 minutos ya están, y hay otras que puedes estar dos horas, tres… o las que hagan falta.
B.M.: ¿Dónde radica tu éxito?
A.V.: En mi simpatía, ja, ja, ja. La verdad, en ser sincero y claro. Decir las cosas claras y no pedir peras al olmo. Podemos hacer pequeños milagros, pero siempre hay que ser conscientes hasta donde podemos llegar.
B.M.: Vuestro salón es un espacio integral para las novias ¿qué significa?
A.V.: Queremos facilitar lo máximo posible todo el tema de las bodas. No solo ser una asesoría de estética para las novias, sino incluso para sus madres, acompañantes... Asesoramos en todo, desde zapatos hasta ropa interior, complementos, flores, anillos, tocados, catering... Ofrecemos todo un pack, ya que tenemos los contactos para poder hacerlo. Por ejemplo, después de estar 12 años trabajando con todos los diseñadores de novias de toda España, sobre todo de Catalunya, podemos facilitar el contacto a las novias de toda esa gente.
B.M.: ¿Cómo surgió la idea?
A.V.: La idea surgió de las necesidades de las novias. Hay novias que no lo tienen muy claro y necesitan que las orientes en el tema.
B.M.: ¿De qué forma las orientas?
A.V.: Hay muchos profesionales, y cada uno tiene su estilo. La novia te explica un poco lo que quiere y tú ya la orientas hacia la persona en cuestión, o hacia una tienda determinada.
B.M.: Les ahorráis mucho tiempo y problemas…
A.V.: Una novia no hace falta que recorra 20 tiendas de novias sabiendo que hay tiendas que ya no encajarán en su estilo. Hay que inducirla para que vaya al lugar adecuado.
B.M.: ¿Dedicáis mucho tiempo a estar con la clienta?
A.V.: Dedicamos horas y horas. De hecho, el montar este salón fue para estar más con la clienta y poder hablar con ella el tiempo necesario. Piensa que hay gente sencilla o gente más complicada, y cada uno tiene su tiempo. La cliente, cuando viene aquí, ya ni pregunta, lo dejan todo en mis manos. Hay una confianza para poder hacer lo que quieras. Realmente vienen por esto, por la tranquilidad de saber que estarán bien atendidas y saldrán fantásticas.
B.M.: ¿Cómo llevas el tema de los nervios de las novias?
A.V.: Cuando entra una novia siempre viene con nervios. Y no sólo ella, también la madre y los acompañantes. El tema de la tranquilidad es importante. Hay que estar hablando con ellas y transmitir tranquilidad tanto a la novia como a la madre. Y esto se valora muchísimo.
B.M.: ¿Mucha psicología?
A.V.: Soy una especie de psicólogo capilar, porque mientras estoy trabajando el color, de lo que menos quiere hablar la cliente es sobre el color, sino de sus problemas personales. Y entre mecha y mecha he de ir solucionando problemas…
B.M.: Tus clientas estarán encantadas…
A.V.: Mi éxito es saber tratar a la gente, y estar por ellas. Me gusta el contacto con la gente y que ellas salgan de aquí radiantes.
B.M.: A nivel de tendencias, ¿cuál es tu estilismo preferido?
A.V.: Me gusta mucho el estilismo francés.
B.M.: ¿Profesionalmente, tienes algún referente?
A.V.: Alexander de París me encantaba. Me gusta mucho su forma de trabajar y, además, tuve el gusto de conocerle.
B.M.: ¿Quién marca la tendencia actualmente?
A.V.: Antes marcaban las tendencias uno o dos diseñadores, y tenías que seguir sus corrientes. Hoy en día tienes 300.000 diseñadores, cada uno tiene la suya, y tú vas cogiendo un poco de cada uno, pero no hay nadie que realmente marque tendencia.
B.M.: ¿Y en el mundo de las bodas?
A.V.: La referencia se encuentra en las actrices, en las alfombras rojas. Depende de cómo vayan peinadas, de qué recogido lleven, es la tendencia que marcarán las bodas. En España, quien marca tendencia es Penélope Cruz, y eso, en el sector novia, se nota muchísimo.
B.M.: ¿Las bodas de la realeza también marcan tendencia?
A.V.: No, porque aquí no se llevan los tocados. En esas bodas lo máximo son las pamelas, los sombreros... En cambio, nos fijamos más en las pasarelas, en cómo van las actrices y las modelos.
B.M.: Últimamente ¿qué es lo que te piden más tus clientas?
A.V.: Ahora mismo hacemos tratamientos de queratina para cabellos encrespados. Está teniendo mucho éxito. Si tienes el pelo encrespado, te lo deja más liso, más brillante de cara al verano. Puedes ir a la playa, salir del agua y tener el pelo perfecto para ir a comer a un chiringuito.
B.M.: ¿Cómo es tu relación con las marcas comerciales?
A.V.: No trabajamos con marcas exclusivas sino con las que nos gustan. Para llegar a las marcas que ofrecemos, antes hay un proceso de trabajo entre nosotros, probándolas, y las que más nos gusta son las que ofrecemos a las clientas. No me caso con ninguna marca. Trabajamos con cuatro o cinco casas, y de cada casa tenemos el producto que más nos gusta.
B.M.: ¿Cómo te defines como empresario?
A.V.: Como empresario soy muy tranquilo y generoso en mi trabajo con mis clientes y con mi equipo. Eso me aporta tranquilidad a mi, a mi equipo y a mi clientela.
B.M.: ¿Tu clientela está muy informada de las tendencias del mercado?
A.V.: Cuando una clienta viene, tú ya debes estar documentado e informado de todas las tendencias y de todas las nuevas incursiones en el mercado. Has de saber contestar a todas sus preguntas. La clienta llega muy informada, se compran todas las revistas de moda, las hojean y al final creen que saben más que tú… pero no, porque tú debes estar siempre más informado que la clienta.
B.M.: ¿Te vienen alguna vez con un recorte de revista para que les hagas algo igual? A.V.: Una clienta me vino con una revista que aparecía una modelo y me dijo: quiero este corte. La casualidad fue que la modelo también era clienta y el corte era mío. Le dije, “mira, este corte es mío, y a ti no te lo puedo hacer porque no tienes ese pelo. No te lo digo por decir, porque ya te digo que la atiendo yo…” Y tienes que convencerla de que no puede ser…
B.M.: ¿Se frustran?
A.V.: Les explicas que por el volumen y la textura de su cabello no puede quedar igual, y entonces le haces el corte, pero adaptado a su estilo. Me acuerdo de una señora, ya mayor, con cuatro pelos, que vino con una foto y me dijo: quiero esto. La foto era de ¡Tina Turner! Intentar convencer a la clienta de que no, me llevó mi tiempo... Al final debes ser muy sincero con la clienta.
B.M.: ¿Sinceridad?
A.V.: Sinceridad y las cosas claras. Podemos hacer milagros relativamente, pero hay que ser claro: cuando es blanco es blanco y cuando es negro es negro. Es mejor no hacer el trabajo si sabes que va salir mal, porque al final el culpable eres tú…
B.M.: ¿Cómo está el sector nupcial?
A.V.: El sector de la boda está bastante tocado. No hace mucho, apenas cuatro años, era inimaginable el nivel económico que había, el número de invitados que asistían, etc. Ahora todo ha bajado y preguntan qué cobras, qué no cobras... Los invitados ya no son 200, son 150… y el presupuesto ha descendido considerablemente.
B.M.: ¿El estilo de peinado también se ha visto afectado por la crisis?
A.V.: También se nota. Sobre todo porque ahora preguntan el precio, cuando antes nadie preguntaba. En cuanto a creatividad no, la gente sigue queriendo Ferraris pero a bajo coste. Haces lo mismo que antes pero tienes que ir ajustando un poco los precios.
B.M.: ¿Has tenido que reducir tarifas?
A.V.: El precio es un pack. Nosotros tenemos un precio por peluquería y maquillaje, pero no sólo de la novia, está la madre, que también se maquilla, la prima, etc… Y de todo el volumen del presupuesto siempre reduces un poco, haces un descuento.
B.M.: ¿Qué llevan las novias de hoy en día?
A.V.: Las novias de ahora llevan recogidos naturales, sobre todo en verano, que van más frescas, con el cabello suelto, ondulado… todo más natural.
B.M.: ¿Cómo ves el futuro del sector?
A.V.: Para mi, el futuro es el día a día, y hay que seguir luchando. Estamos en crisis, pero la gente se sigue casando. No hay tanta alegría en el presupuesto, pero tu trabajo lo sigues haciendo igual.
B.M.: ¿Cambiará el modelo de salón de peluquería?
A.V.: El sector irá más a la personalización, la gente quiere que estés más por ella. Los negocios serán como el nuestro. En vez de ir a un salón con 30.000 secadores y 30.000 señoras, irás a un sitio específico que estén solamente por ti. En nuestro salón tenemos un showroom de ropa. La clienta puede ir como si estuviera en su casa, tiene la libertad de poder ir en ropa interior o en pantuflas…
B.M.: ¿Consideras que está bien valorada la peluquería en España?
A.V.: La peluquería española no está valorada. Antes el peluquero era considerado como un artesano y ahora no se le reconoce el trabajo.
B.M.: ¿Cómo ves el nivel de la peluquería en nuestro país?
A.V.: En algunos casos, el nivel no es suficientemente bueno. Tengo clientas que vienen de otros peluqueros y veo que éstos no se adaptan a su cabello. Es muy bonito cortar y secar el pelo, pero tú no puedes hacer una melena lisa cuando se tiene el pelo rizado. No estoy generalizando, yo no soy el único que acierto, pero hay peluqueros y peluqueros. Hay mucha decadencia a la hora de tratar a la clienta.
B.M.: ¿Porqué crees que esto es así?
A.V.: Es por falta de conceptos, falta de ganas, falta de documentación… y lo que cada uno lleva dentro, que es la motivación. Hay que mirar por Internet, mirar revistas, enterarte de lo que está pasando y empaparte de todo. Hay peluqueros que solo van a lo que van…
B.M.: ¿Estamos hablando de todo el sector?
A.V.: No hablamos de la peluquería de barrio, que ya tiene su clientela. La que falla es la peluquería de autor. Hay muchos peluqueros trabajando que son muy buenos, pero están un poco desfasados. Quieren crear algo nuevo cuando en peluquería ya está todo hecho. Quieren hacer algo más que quizás no hace falta…
B.M.: ¿Hay unión en el sector?
A.V.: Todos somos muy individualistas. Todo el mundo va a la suya: yo hago esto, tú haces lo otro…, pero creo que si nos uniéramos, realmente llegaríamos a algo más, a ser mejor reconocidos, como en el caso de los cocineros.
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