Vitamina C, elixir de la juventud para la piel

El ácido L-ascórbico, también conocido como Vitamina C, es una sustancia imprescindible presente en múltiples procesos vitales del organismo. Es un antioxidante hidrosoluble que fue aislado y caracterizado por primera vez por Szent-Gyorgyi hacia el 1928. El descubrimiento de esta sustancia asombrosa es de gran importancia histórica en el tratamiento del escorbuto, enfermedad que hoy se conoce como enfermedad producida por una deficiencia de ácido ascórbico.

En la antigüedad, marineros y otras poblaciones que no tenían acceso a la fruta y verdura fresca (fuente natural de vitamina C), sufrían de hemorragias, separación de las encías, úlceras severas, depresión, pérdida de los dientes y debilidad general. En un esfuerzo por encontrar una cura, los científicos descubrieron que mediante el consumo de ciertas frutas y verduras, esta condición se podía tratar y prevenir su aparición.

Muchas plantas y animales sintetizan vitamina C por sí mismos, pero los humanos carecen de esa habilidad debido a la deficiencia de una enzima, la L-gulono-gamma-lactone-oxidase, que cataliza el paso final para la biosíntesis de la vitamina C. Por esta razón los humanos necesitan obtener este ingrediente vital de fuentes exógenas, como una dieta con productos naturales, suplementos o aplicaciones tópicas, para no solo evitar las condiciones médicas relacionadas con su deficiencia, sino para asegurar el total funcionamiento de todas las células y estructuras del cuerpo.

Desde el descubrimiento de la vitamina C, el número de sus funciones biológicas conocidas está continuamente en expansión. Ahora es una piedra angular establecida para el cuidado profesional de la piel. Teniendo en cuenta la corta duración de la ingestión de la vitamina C que proviene de la naturaleza viva, no podemos depender únicamente de suministro sistémico para nutrir adecuadamente nuestra piel. Por este motivo también se debe aplicar de forma tópica.

Función 1: poderoso antioxidante

Todo lo que vemos a nuestro alrededor (por ejemplo, células de piel y tratamientos tópicos) se componen de bloques de construcción espectacularmente pequeños conocidos como moléculas y átomos. A su vez están rodeados por una nube de componentes incluso más pequeños conocidos como electrones.

En el mundo ideal, los electrones prefieren emparejarse entre sí para que puedan seguir siendo energéticamente estables. Sin embargo, debido a las influencias internas y externas tales como la radiación UV, contaminación medioambiental (humo de la quema de combustible, el humo del cigarrillo) y el metabolismo natural de oxígeno (aeróbica respiración), este equilibrio se rompe.

En consecuencia, diversas moléculas pueden terminar con un sólo único electrón en su órbita más externa, haciéndolos altamente inestables y reactivos frente a su entorno. La molécula recién formada ahora busca desesperadamente otro electrón para equilibrarse y estabilizarse. Esto es lo que todos conocemos como radicales libres.

Los radicales libres buscan vigorosamente los electrones y los roban a otras moléculas. Cuando una molécula pierde un electrón por un radical libre, se convierte en un nuevo radical libre y ahora debe encontrar un electrón de otra molécula para estabilizarse energéticamente a sí misma. Como se puede ver, un solo radical libre puede iniciar una reacción en cadena que puede producir graves daños a la membrana celular, a las proteínas estructurales (colágeno y elastina) y la codificación genética (ADN y ARN) de las células de la piel.

A través de ese mecanismo destructivo de asalto de los radicales libres crónicos (estrés oxidativo) se puede inducir el envejecimiento prematuro de la piel con signos visibles de pigmentación y el marco estructural destruido, dando lugar a las arrugas y la flacidez de la piel.

El ácido L-ascórbico es un antioxidante muy potente (agente reductor) capaz de neutralizar la gran mayoría de radicales libres de oxígeno (especies reactivas de oxígeno) y derivados de nitrógeno. Se logra esto desinteresadamente donando un electrón a los radicales libres. La forma oxidada del ácido L-ascórbico es mucho más estable que los radicales libres que se han neutralizado en el proceso. El ácido L-ascórbico oxidado se puede convertir de nuevo a su forma activa a través de agentes reductores endógenos o exógenos tales como el Glutatión.

Vitamina E y Glutatión, equipo de defensa

En los humanos, la vitamina E es el antioxidante liposoluble más abundante. Su función como un antioxidante que rompe la cadena proviene de su capacidad para eliminar rápidamente los radicales libres lipídicos peroxilo antes de que puedan reaccionar con otros lípidos, finalizando de este modo la reacción en cadena que está dañando la membrana celular.
Tras la aplicación tópica de vitamina E (alfa-tocoferol) en varios modelos experimentales, los investigadores encontraron que tiene efectos protectores frente a los radicales libres que inducen el daño en los tejidos, inmunosupresión, carcinogénesis en la piel y eritema (rojeces).

La Vitamina E, en su más pura y elevada forma activa, es indudablemente una molécula increíble, que aporta innumerables beneficios a la piel, sin embargo, como la vitamina C, esta es susceptible de oxidación y degradación UV inducida. Cuando se expone a la luz UV o cuando protege a las células de la piel neutralizando los radicales libres, forma un radical débil de sí mismo, que es esencialmente inútil y potencialmente dañino si se acumula en grandes cantidades.

Sin embargo, gracias a la vitamina C, se puede generar un ciclo redox que soluciona este problema. La interacción entre la vitamina C, la vitamina E y los radicales de glutatión puede tener lugar no sólo en soluciones homogéneas, sino también en las membranas celulares de la piel donde la vitamina C y la vitamina E residen separadas fuera y dentro. En esencia trabajan sinérgicamente para aumentar la capacidad antioxidante total, la protección celular y la estabilidad en la actualidad formulaciones tópicas.

Función 2: fotoprotección

La piel está expuesta continuamente a agresiones medioambientales, siendo la radiación UV uno de los factores de estrés más significativos. La inflamación, pigmentación, fotoenvejecimiento y cáncer son algunos de los efectos más comunes de la exposición prolongada a los UV.

Los mediadores que inducen una respuesta inflamatoria después de la exposición UV se cree que son especies reactivas de oxígeno (ROS). Por lo tanto, mediante la administración de antioxidantes de gran alcance se puede contrarrestar eficazmente la inflamación inducida por la luz solar.

Los estudios clínicos han demostrado claramente la acción supresora de la vitamina C y la vitamina E sobre el eritema UV inducido y la inflamación.

Función 3: estimulante de la síntesis de colágeno

La vitamina C juega un papel importante en varias etapas de la síntesis de colágeno. Existen una gran cantidad de evidencias clínicas e innumerables estudios in vitro que demuestran claramente la regulación positiva del mensajero ARN pro-colágeno (ARNm) tras el tratamiento tópico de la vitamina C. Esto a su vez aumenta la expresión del pro-colágeno en la piel.

La vitamina C funciona como un cofactor de la enzima hidroxilasa, que convierte los residuos de prolina y lisina (bloques de construcción de colágeno) en hidroxiprolina e hidroxilisina. El grado de hidroxilación del residuo de lisina es extremadamente importante. Éste define el número de posibles enlaces cruzados y por lo tanto la global fuerza del nuevo colágeno formado. Este proceso permite a la molécula formar la configuración estructural óptima, evitando que el colágeno recién formado se vuelva débil, frágil y susceptible a la degradación prematura.

Además de su papel directo en la síntesis de colágeno, la vitamina C es también necesaria para el transporte de pro-colágeno hacia la matriz extracelular de la dermis donde se lleva a cabo la etapa final de la síntesis de colágeno. Es capaz por tanto de estimular la proliferación celular y la regulación de la síntesis de colágeno en la dermis.

Proveer a la piel con una amplia reserva de vitamina C es un método clínicamente probado para estimular la síntesis de colágeno y favorecer el crecimiento natural de colágeno en la piel. Estudios anteriores han demostrado con éxito que la exposición prolongada de las células del tejido conectivo humano a la vitamina C puede estimular la síntesis de colágeno hasta un aumento de ocho veces en la producción.

Función 4: pigmentación

El blanqueamiento de la piel es uno de los atributos más deseables de la vitamina C. El ácido ascórbico interfiere en la síntesis de la melanina mediante la reducción de la dopaquinona oxidada (pigmentos), la interrupción de la oxidación DHICA (intermediario en la biosíntesis de la melanina) y la interacción con los iones de cobre con la tirosinasa (enzima que cataliza la producción de melanina), lo que inhibe su función principal. También neutraliza los radicales libres que pueden promover indirectamente la melanogénesis en los melanocitos.

Derivados más estables, tales como el glucósido de ascórbilo, el ascórbilo palmitato, y el magnesio ascórbil fosfato se utilizan comúnmente en las formulaciones para aclarar la piel.

Vitamina C en productos para el cuidado de la piel

El ácido L-ascórbico (vitamina C) es notoriamente inestable en preparaciones tópicas, y por lo tanto son muy difíciles de formular con un alto nivel. Cuando está en su forma pura (cristales sólidos) de ácido L-ascórbico es estable siempre y cuando se almacena en ambiente seco y fresco. Sin embargo, una vez disuelto en agua se convierte en altamente susceptible a la oxidación que conduce a su rápida degradación durante un período relativamente corto de tiempo. Esta es la razón por la que las preparaciones tópicas que contienen ácido L-ascórbico a menudo alteran el color, a medida que pasa el tiempo. La gran mayoría de los fabricantes añaden agentes colorantes a sus formulaciones en un intento de enmascarar el cambio de color causado por la descomposición del ácido L-ascórbico. Con los problemas de estabilidad en la mente, los principales formuladores y fabricantes a menudo ponen en peligro el olor y la sensación estética del producto acabado.

La ingeniería de un suero de ácido L-ascórbico ideal no es fácil. Hay varios factores que influyen en su estabilidad en una solución acuosa:

1. Presencia de iones/ph.
2. Temperatura.
3. Presencia de oxígeno.
4. Radiación UV.
5. Transición de iones metálicos.
6. Viscosidad.
7. Tipo de solvente o vehículo.
8. Presencia de antioxidantes estabilizantes.

Todos estos parámetros deben abordarse de forma individual y bien perfilada para la perfección. Además de lo anterior, el producto final no debe tener color con los colorantes. De hecho, el cambio de color puede ayudar a los consumidores a identificar un producto vencido.

Después de haber puesto el listón tan alto, los científicos de Medik8 acogieron con satisfacción el reto y se propusieron desarrollar lo último en suero de ácido L-ascórbico que cumplía todos los requisitos adecuados: el resultado, tras muchos años de investigación y pruebas, fue CE-Thione.

Fuente: Pure Skincare / Medika8.